Yo sé lo que le digo

AutorVictoria Schussheim

Cada vez voy oyendo más hombres (y algunas mujeres) que aquí, en el país donde inventamos a los machos, piensan que no estaría tan mal votar por Josefina. "Las mujeres no son tan violentas", dicen. "Las mujeres no son tan corruptas".

Hágame caso, señor, yo sé lo que le digo. Las mujeres somos bien jijas, de veras. Y si no me cree, dele una repasadita a la historia, la mitología o la literatura. La bruja de Hansel y Gretel, por no hablar de la madrastra de Blancanieves; Jael, la que le atravesó la cabeza con una estaca y dejó clavado en la tierra, cual vil vampiro, al derrotado general Sisara de la Biblia, al que le había hecho creer que le daba refugio. Catalina la Grande, que era bravísima. ¿Y la bruja mala del Oeste?

Ya más cerca de nuestros tiempos y suelos, ¿qué tal Isabelita Perón (su nombre artístico, porque era bailarina exótica. Todavía no inventaban el tubo). Terminó gobernando y saqueando Argentina, apoyada por su amante José López Rega. Creó la Triple A: Alianza Anticomunista Argentina, dedicada a la tortura, la desaparición y el asesinato de gente de izquierda. Cedió poder a los entrañables Videla y Massera, que a la larga la derrocaron y fueron responsables de la guerra sucia que costó unos 30 mil desaparecidos.

¿Y la señora Thatcher? Hace 20 años los militares argentinos, en busca de popularidad barata, invadieron las Malvinas (así, de meros machos que son, aunque no tengan tanta fama), seguros de que ni un manazo les daban. Y riájatelas, que doña Margaret les deja ir toda la fuerza del imperio. Sin que se le moviese ni uno de los pelos perfectamente embalsamados que usaba.

Vote a Josefina por las razones apropiadas. Digo, si es que quiere votarla. Pero no porque es...

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