Con un puño de dignidad

Foto Luis ANtonio Olivares

Cuando un desafortunado día de 1984, Jorge Barrón perdió un tercio del brazo izquierdo en un lamentable accidente laboral, casi todos a su alrededor lo desdeñaron.

Tras superar el trauma de ver y sentir su cuerpo mutilado, así como el duro aprendizaje para volver a ser autosuficiente con la mano derecha siendo zurdo antes del accidente, Barrón debió vencer el prejuicio de personas que lo condenaron.

"Trabajaba en la fábrica de chocolates La Corona, operaba una máquina pulverizadora de ingredientes a base de un motor, rodillos y picos", recordó Barrón, "me resbalé de la escalera y caí en los rodillos, fue así como un tercio del brazo quedó atrapado y destrozado.

"El cirujano que me atendió me dijo tenían amputarme hasta el codo, porque era lo más fácil", agregó, "lo único que llevaba bien eran los dedos, pues habían librado los rodillos, pero la mano y parte del brazo lo llevaba destrozado y ya no se podía hacer nada para salvármelo".

Cuando en principio la única opción para salvarle la vida era la amputación hasta el codo, surgió la opinión de un tercer doctor, quien le recomendó una operación de urgencia en la que se pudiera rescatar la mayor parte del brazo dañado.

"El doctor pidió permiso al director del Hospital de Traumatología y Ortopedia del Seguro Social para que lo dejara hacer la operación junto con un ayudante", explicó Barrón, "el accidente ocurrió a medio día y hasta las siete de la noche me operaron.

"Cuando regresé de la anestesia al día siguiente, quise moverme, pues tenía la sensación de tener mi brazo todavía, lo que los doctores llaman "sensación fantasma", fue entonces cuando me di cuenta de la realidad", agregó

Desesperado por su condición y los quejidos de los pacientes a su alrededor, Barrón abandonó el nosocomio nada más pudo levantarse de la cama.

"En el hospital me dieron un...

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