Difunde museo valor de tolerancia

AutorErika P. Bucio

El testimonio es el mismo aunque repetido por diferentes genocidas cuyos rostros se proyectan en video sobre cinco pantallas gigantes: "No me arrepiento, volvería a hacerlo".

La falta de arrepentimiento del ex presidente serbio Slodoban Milosevic contrasta con el sufrimiento de los miles de bosnios musulmanes ultimados por sus hombres en la Ex Yugoslavia.

Esas imágenes reciben a los visitantes del nuevo Museo Memoria y Tolerancia en la Plaza Juárez, frente a la Alameda, un recinto concebido para educar en la tolerancia a partir de la memoria histórica.

Impulsado por la asociación civil Memoria y Tolerancia, el museo será inaugurado el 11 de octubre. Ofrecerá recorridos a estudiantes antes de abrir sus puertas al público el 18 de octubre y será el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, el primer ciudadano en visitarlo.

El recorrido, de dos horas y media de duración, inicia por las salas dedicadas a la memoria en los niveles cuatro y cinco del museo. El mensaje introductorio, destinado a su público principal, los jóvenes, no puede ser más claro: tanta capacidad tiene el hombre para construir como para destruir.

El Holocausto es el primer genocidio que se aborda pero no el único. También se ocupa de la Ex Yugoslavia y Ruanda, además de los crímenes contra la humanidad perpetrados en Guatemala, Camboya, Armenia y Darfur.

No es un museo histórico, explica la directora Sharon Zaga, el objetivo es sumergir al público en una experiencia vivencial. Los museógrafos Ricardo Giraldo y Antonio Muñohierro han recurrido a material fílmico, fotográfico y en video además de aplicaciones interactivas para conseguirlo.

De la colección de 800 piezas, se exhiben un ejemplar de Mi lucha de Hitler, cartillas de racionamiento de los ghettos, uniformes de los campos de concentración, los rollos de la Torah quemados durante el incendio de sinagogas y un vagón de tren destinado al traslado de judíos a los campos de exterminio.

Un conjunto de fotografías muestra cómo al llegar al campo de concentración de Auschwitz, los prisioneros eran despojados de sus pertenencias: los objetos aprovechables eran enviados a la bodega "Kanada", y los inservibles al almacén "Mejico".

Un memorial de 12 metros de altura con la palabra libertad inscrita en sus muros, en diferentes idiomas, y un recordatorio de las 15 mil personas, "los justos", que arriesgaron sus vidas para salvar a miles de judíos cierran el núcleo dedicado al Holocausto.

Más difícil, por la escasez de...

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