Diego Valadés / Universidades y Estado

AutorDiego Valadés

El artículo 3º de la Constitución fue adicionado en 1980, otorgando a las universidades autónomas "la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas". Significó la culminación de un largo y difícil proceso.

Los primeros planteamientos de autonomía universitaria los hizo el gobierno de Francisco I. Madero. José María Pino Suárez encargó un proyecto al abogado y poeta José I. Novelo. Las vicisitudes de ese gobierno malograron la propuesta. Luego, en plena revolución constitucionalista, distinguidos universitarios retomaron la idea. Entre ellos figuraron Erasmo Castellanos Quinto, Manuel Gamio, Genaro Fernández MacGregor y Julio Torri.

Al promulgarse la carta de Querétaro otros más se sumaron a la petición. En este segundo grupo estuvieron Antonio y Alfonso Caso, Luis Enrique Erro, Manuel Gómez Morin y Vicente Lombardo Toledano. Desde la propia Universidad Nacional el rector José Natividad Macías, uno de los autores del proyecto de la Constitución, exigió también ese derecho.

Durante la primera legislatura de la Constitución de Querétaro, Novelo, a la sazón senador, presentó una iniciativa que fue aprobada por el Senado, pero no prosperó entre los diputados.

Las voces exigiendo la autonomía universitaria se multiplicaron y el gobernador de Michoacán, Pascual Ortiz Rubio, estableció la Universidad Autónoma del Estado de Michoacán, en octubre de 1917. Esto sucedió antes del célebre movimiento de Córdoba, en Argentina. La primera Universidad autónoma del continente fue la nicolaíta, aunque por razones ajenas a la institución dejó de serlo en 1921. En síntesis, la lucha por la autonomía universitaria está asociada a la Revolución Mexicana.

Pocos años después, en 1929, la Universidad Nacional protagonizó un intenso movimiento que culminó en su trasformación como institución autónoma. A partir de entonces se vivieron altibajos en el proceso autonomista de las universidades mexicanas. La reforma constitucional de 1980 pareció una solución definitiva; empero la experiencia muestra que subsisten diversos problemas, en especial el de la financiación, que puede llegar a ser crítico. En algunas instituciones autónomas el pasivo laboral genera una fuerte presión sobre sus exiguos recursos, y en todas hay restricciones al desarrollo de su planta académica.

Los recursos fiscales disponibles siempre son inferiores a las necesidades sociales por satisfacer. Esto ocurre así en todas partes, aunque el caso mexicano presenta carencias...

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