Diego Valadés / Contra el Estado laico

AutorDiego Valadés

En las campañas políticas suelen producirse declaraciones y adoptarse actitudes con el propósito de ganar simpatías, sin advertir sus potenciales efectos institucionales.

Un error que comienza a perfilarse y que requiere una pronta rectificación consiste en que algunos candidatos utilizan las creencias religiosas como parte de su estrategia. Buscar votos mediante apelaciones o insinuaciones confesionales contraría al Estado laico y puede reavivar tensiones ya superadas. El ejemplo más ostensible lo ofrece el aspirante al gobierno de Ciudad de México postulado por el PRI, otrora un partido liberal.

No sobra decir que en un Estado laico todas las convicciones personales son respetadas. Pero este tipo de Estado no es neutral pues no se limita a la posición expectante de dejar hacer y pasar. El deber del Estado laico consiste en la objetividad e imparcialidad, no en la pasividad.

Quienes procuran un cargo electivo están en su derecho de observar sus credos y ritos, pero si los convierten en parte de una campaña menoscaban la laicidad del Estado.

Antes de que fueran modificados los artículos 24 y 40 de la Constitución para explicitar los principios laicos que proceden de la Reforma juarista, se produjo un episodio que deshonra la política. Entre diciembre de 2008 y junio de 2009, con motivo de las elecciones federales intermedias, doce estados reformaron sus constituciones para asimilar al óvulo fecundado, aunque ni siquiera implantado en el endometrio, con una persona ya nacida, con el objetivo de satisfacer al clero conservador.

En el momento de aquella claudicación los respectivos estados eran gobernados por el PRI, por el PAN e incluso uno por el PRD. En todos los casos votaron a favor los legisladores locales del PRI y del PAN, los del Panal y el PT lo hicieron en seis estados, de Convergencia y el PVEM en cinco, y del PRD en tres.

La situación era tensa porque en la capital del país se había adoptado una reforma para despenalizar la terminación voluntaria del embarazo durante las doce primeras semanas. La reacción ante este cambio legislativo fue desmesurada. La alteración de las constituciones locales ha ocasionado que muchas mujeres fueran procesadas y sentenciadas por homicidio. Tal es la consecuencia jurídica de una concesión a las tesis ultramontanas que siguen rigiendo.

El Estado mexicano es laico. Quienes aspiran a cargos públicos pueden plantear cambiarlo porque disfrutan de libertad para hacerlo, pero en tanto que...

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