Diego Valadés / Exorcismos jurídicos

AutorDiego Valadés

Exasperados por las inclemencias de la realidad y desesperados por la esterilidad de los remedios, buscamos las normas que exorcicen el demonio de la corrupción.

En un Estado constitucional la punición ayuda a ordenar la vida colectiva, pero no es el único mecanismo utilizable; ni siquiera el principal. Es incuestionable la pertinencia de reglas constitucionales y legales cuyo objeto sea abatir la corrupción; el problema es que la complejidad del fenómeno excede con mucho al marco represivo pues la falla es estructural.

Está bien combatir la corrupción burocrática a condición de no perder la perspectiva general. La corrupción procede de un sistema representativo sin facultades efectivas de control político, de un régimen de gobierno con poderes muy concentrados, de una justicia asimétrica, de un duro caciquismo local y de un servicio civil precario, entre otros factores, por lo que no se puede esperar que el castigo de las desviaciones individuales sea una solución suficiente.

En su Historia de Florencia, Maquiavelo advirtió que la corrupción era un problema sistémico que implicaba la degradación de los elementos políticos, jurídicos y éticos de una comunidad. Como conocedor de los arcanos del poder y como agudo pesquisidor de la historia, el sagaz florentino observó que la corrupción generalizada siempre ocasiona la decadencia del sistema que la padece. Maquiavelo veía dos remedios: la virtud republicana y la virtud guerrera. Por eso también escribió El arte de la guerra.

Igual que la Florencia estudiada por Maquiavelo, México padece los efectos abrasivos de la corrupción. De manera explicable muchos ciudadanos y dirigentes reaccionan exigiendo rigor y castigo. Aceptemos estas opciones pero evitemos el error de confundir una acción mitigadora con una solución de raíz. La posibilidad de sancionar resulta atractiva; recuérdese que el concepto de "pena" procede del griego poiné, venganza. Castigar a los corruptos es necesario pero no resuelve las múltiples causas de la corrupción.

La cuestión de fondo consiste en reconstruir nuestra estructura política. Las virtudes republicana y guerrera fueron lo de antaño, para las sociedades que venían del medioevo; lo de hoy es la democracia constitucional, como instrumento para salir de la anomia que está ocasionando violencia, inequidad y corrupción.

Esa democracia se expresa a través de sistemas representativos funcionales, de órganos jurisdiccionales y administrativos profesionales e...

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