Diego Valadés / Estado capturado

AutorDiego Valadés

La corrupción ha expuesto a las instituciones mexicanas a condiciones de extrema vulnerabilidad que pueden culminar en el descarrilamiento del sistema constitucional.

En un reporte que utiliza instrumentos para medir la corrupción y la gobernabilidad, elaborado por encargo del Banco Mundial en 2000, fue acuñado el concepto "Estado capturado". Esta modalidad del Estado forma parte de los escenarios de la denominada "gran corrupción". Transparencia Internacional define este grado de corrupción como "el abuso del poder de alto nivel para beneficiar a unos pocos en perjuicio de la mayoría, que ocasiona malestar generalizado en los individuos y en la sociedad y que por lo general queda impune".

La gran corrupción se presenta en todos los niveles y órganos de gobierno y corresponde a procesos de alta complejidad en que los intereses privados, lo mismo ilegítimos que legítimos, se confunden con los públicos para obtener ventajas indebidas.

En términos jurídicos no existe un "Estado capturado", en tanto que si hubiera fuerzas superiores al Estado, que lo dominaran, ellas serían el Estado. En cambio, enunciados como "Estado fallido" o "Estado capturado", propios de la ciencia política, tienen una función descriptiva y sirven para localizar los puntos débiles de las instituciones así como sus potenciales remedios.

La combinación de los conceptos "gran corrupción" y "Estado capturado" permite a su vez identificar la magnitud de los estragos ocasionados por la primera y prever la dimensión del esfuerzo requerido en la reconstrucción del Estado constitucional.

Para disminuir la corrupción son necesarias la templanza personal, la ejemplaridad de los dirigentes y un elenco de castigos severos, pero esto no es suficiente. El costo de omitir todas las demás decisiones que exige la gravedad del problema llevaría a un fracaso más, con efectos negativos en la eficacia del Estado y en la confianza social.

El poder político organizado, o sea el Estado, tiene entre sus objetivos centrales evitar la violencia, la inseguridad, la arbitrariedad, la inequidad y la injusticia. Cuando en lugar de resolver estos padecimientos, el poder se suma a ellos y hasta los propicia, significa que debe hacerse una revisión completa de las desviaciones del Estado y de las correcciones requeridas.

En el caso del poder municipal, la corrupción se transforma en violencia, como muestra la multiplicación de actos de intimidación, cohecho y aun eliminación física de...

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