Diego Valadés / Campaña perpetua

AutorDiego Valadés

A la memoria de Manuel Camacho, infatigable luchador por la democracia.

La construcción de la democracia electoral mexicana tiene dos grandes vertientes: estímulo y castigo. La primera correspondió a la etapa inicial que franqueó a los partidos minoritarios el acceso al poder. Luego de un tímido arranque con las diputaciones de partido en 1963, se dieron pasos más ambiciosos al incorporar cien diputados de representación proporcional en 1977 y doscientos a partir de 1986. Hasta ahí todo fue sumar y abrir opciones de acceso al poder para las fuerzas políticas opositoras, incluidos los proscritos comunistas. Esta fue la vertiente del estímulo.

Después comenzó a desarrollarse la otra variante. Ante la persistencia de prácticas electorales indebidas, se buscaron remedios a través de procedimientos electorales cada vez más complejos, hasta contar con un aparato normativo que regula precampañas, campañas y poscampañas. En este caso las normas no tienen el propósito de fomentar la participación sino el de inhibir la corrupción.

Mientras que el proceso positivo se extendió de 1963 a 1986, el preventivo se acentuó en 1994 y subsiste hasta la fecha. Todavía se siguen encontrando huecos regulatorios que dejan espacio para acciones que se reputan reprobables. La mala noticia es que se podrán seguir adoptando más medidas coercitivas para castigar a los partidos, a sus dirigentes, a sus candidatos e incluso a sus patrocinadores pero nunca se conseguirán disposiciones que impidan al completo la distorsión de las conductas por el simple hecho de que ese tipo de normas no existe. Cualquier regla es susceptible de violación y ninguna ley es capaz de prever todas las conductas punibles posibles. Ese camino carece de destino.

Es necesario aceptar los límites del derecho y entender que una democracia no se edifica castigando. Las funciones tradicionales de los sistemas normativos son prohibir, permitir u obligar. Pero Norberto Bobbio identificó otra: premiar. Y aquí está una de las claves que conviene tener presente cuando se pretende consolidar una democracia.

"Campaña" significa un conjunto de actos o un periodo destinados a la consecución de un objetivo. Lo mismo hay campañas publicitarias, que políticas o bélicas. En nuestro léxico, la campaña política se asimila menos a la publicitaria, destinada a convencer, y más a la bélica, encaminada a vencer. Esto fue lo que presenciamos a lo largo de varios meses. Al concluir las campañas inician las...

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