Diego Valadés / Anomia

AutorDiego Valadés

Hace veintiséis siglos el historiador Tucídides formuló el primer bosquejo teórico acerca de cómo avanza la inestabilidad social y política a partir de un factor desencadenante al que llamó anomia: lo contrario a la norma. Al instalarse la anomia, decía, se abandonan las formas de convivencia regulada porque se pierde "el miedo a los dioses y a las leyes". El concepto quedó sin desarrollo hasta que el notable científico social Émile Durkheim lo retomó, a fines del siglo XIX, para denotar una patología de la sociedad estatal traducida en la pérdida de la adhesión a la norma, cuya consecuencia era la fractura de la convivencia. Décadas más tarde, otro sociólogo, Robert K. Merton, profundizó el estudio y concluyó que cuando "se considera al sistema institucional como barrera para la satisfacción de objetivos legitimados, está montada la escena para la rebelión como reacción adaptativa".

Hoy, en México, emergen los signos de la anomia. De manera progresiva ha crecido una sensación de incertidumbre, para la que se encontró un paliativo en las elecciones venideras. Se espera que una nueva composición de la Cámara de Diputados podrá aportar el oxígeno que las instituciones públicas requieren para seguir funcionando. Sin embargo es posible que los comicios sean sólo un recurso fugaz y que después del 6 de junio se precipite un proceso contencioso sin precedente, para el que no estamos preparados.

En México domina un talante embravecido. Los comicios deberían funcionar como válvula de descompresión pero, a la inversa, las campañas están profundizando las animosidades. No hay elemento alguno que permita pronosticar que la acidez imperante disminuya el 7 de junio. Por lo contrario, todo apunta a que será aún más acentuada y que la tensión electoral se prolongará a través de las instancias contenciosas. Hace apenas unos meses presenciamos hasta qué nivel se envenenó el ambiente político en Estados Unidos, y hay muchos indicios de que aquí también menudearán las imputaciones de fraude electoral y las exigencias de anulación.

El Instituto Nacional Electoral tomó medidas para conducir la elección más grande de la historia nacional, pero la estructura contenciosa no está preparada para una potencial avalancha de impugnaciones postelectorales, de una magnitud imprevisible. Tampoco lo están las demás autoridades nacionales ni el conjunto del país. El delicado tejido del ordenamiento jurídico...

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