Diego Valadés / Reelección

AutorDiego Valadés

En abril de 1933 fue publicada una reforma constitucional cuyos efectos en la vida política nacional llegan hasta nuestro tiempo, porque además del acierto de prohibir la reelección de presidentes y gobernadores, introdujo una restricción a la democracia al vedar a los ciudadanos la posibilidad de evaluar a sus representantes.

Plutarco Elías Calles canceló en definitiva la reelección presidencial, de la que pudo beneficiarse. Su decisión fue congruente con sus postulados de transitar del personalismo a la institucionalidad. Le interesaba preservar la cohesión del Partido Nacional Revolucionario, una federación de partidos con apenas cuatro años de vida, y advirtió que era necesario despejar el camino a quienes aspiraban al Congreso federal, a los congresos estatales y a las alcaldías.

De no haberse restringido en 1933 la reelección de los legisladores y de los integrantes de los ayuntamientos, tal vez muchos habrían abandonado el PNR para incorporarse a los partidos que postulaban como candidatos presidenciales a los respetados revolucionarios Antonio I. Villarreal y Adalberto Tejeda.

La medida impuesta a los legisladores fue útil para los intereses del PNR pero afectó al sistema representativo en beneficio de la hipertrofia presidencialista. Los debates en el Congreso hicieron ver que se trataba de una regresión democrática.

A 80 años de distancia el balance de lo que ha significado la no reelección legislativa presenta resultados contrapuestos. En lo positivo, posibilitó la estabilidad nacional; permitió la formación de una clase política identificada con la Revolución; contribuyó a la consolidación de poder civil con relación al militar; coadyuvó a la rotación de las élites, y mantuvo abiertas las opciones para nuevas generaciones en un país que salía del inmovilismo político.

Pero las consecuencias negativas se fueron acumulando: exacerbó la concentración del poder presidencial, por el control sobre las candidaturas; afectó la independencia de los legisladores, cuyo futuro político quedó en manos de los gobiernos; propició la cooptación de los liderazgos emergentes, neutralizando el pluralismo; impidió el surgimiento de controles congresuales sobre el gobierno; obstaculizó la lucha de partidos y por lo mismo restringió la democracia; estimuló el fraude electoral; transformó al sistema representativo en un esquema de sinecuras y por consiguiente alejó a los representantes de los representados.

Con el andar del tiempo las...

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