Muchos días de estos

AutorGuillermo Leal

La corrida del aniversario 57 de la Plaza México confirmó que Eulalio López "Zotoluco" es un maestro con mayúsculas, que esas dos orejas que le cortó al quinto fueron producto de una faena casi perfecta; que Enrique Ponce, también triunfador con dos apéndices, es el artista indiscutible de los últimos tiempos y que aquí en la monumental, hasta con un manso logra una bella faena.

Del eterno festejo que se alargó hasta cinco horas debido a dos toros de regalo, no puede quedar al margen el mérito de José María Luévano, quien no se achicó ante el compromiso de alternar con tres figuras y la mala fortuna que tuvo "El Juli" con sus astados, y por el momento que atraviesa, producto quizá de la saturación, pero se nota que no está disfrutando del todo lo que hace.

Imponente escenario era la México llena hasta el reloj. La reventa que alcanzó los 5 mil pesos por un boleto de barrera.

Comenzó la corrida con una emocionante faena de "Zotoluco" ante un toro que se revolvía en corto y que lo revolcó cuando el torero le expuso y lo que desafortunadamente está de moda, los pinchazos, no se hicieron esperar hasta escuchar dos avisos.

Siguió Ponce con una bella faena, tersa, de mano baja y relajada en la que un cambiado de mano fue sublime y puso al público de pie. Enrique estuvo a punto de cortar el rabo, sin embargo, para evitar abaratar el triunfo, el juez Ricardo Balderas no lo concedió, aunque sí dos merecidas orejas de un toro soso, aunque noble de Julio Delgado, anunciado como de Reyes Huerta.

Y lo que no hizo con Ponce, lo hizo el juez con el joven Luévano, concediendo una oreja irreprochable y después regalándole otra inmerecida que además de que el público le protestó, vino a empañar su actuación con una faena de gran mérito, aprovechando las embestidas de un buen astado, dejando ver que no se achica ante las figuras. Tiene ya cinco orejas, aunque una de ellas protestada. Su segundo fue malísimo y cumplió.

Llegó la oportunidad para Julián López, a quien no le quedó otra que estar serio y torero con un astado malo, al que en un desplante de desprecio le quitó la muleta de la cara para aventarla a la arena, como se hace en plazas pequeñas.

La tarde había dado ya muchas emociones, pero la más grande estaba en camino, "Zotoluco" y el quinto de la tarde un bravo animal que fue de menos a más y terminó embistiendo con una nobleza que le permitió a Eulalio realizar un faenón, que sin duda jugará para ser el mejor de la temporada.

Hubo mando, temple...

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