Diario de Abordo/ Las mil y una bellezas de Myanmar

AutorGermán Carrasco

Redacción Carla Guerrero

Los poetas del mundo sabrán que los sueños se materializan en algún momento de nuestras vidas. Mi sueño cobró forma en Myanmar, país al sureste de Asia, que posee el encanto y lo absurdo de lo onírico.

Flanqueado por Bangladesh, la India, Laos, Tailandia y China, Myanmar (Birmania hasta 1989) tiene uno de los sitios arqueológicos más ricos de Asia y es, paradójicamente, una de las naciones más pobres del continente.

Yendo hacia su capital, Yangon, sobresalen, dentro de una vegetación selvática, picos dorados que parecen tocar el cielo, y que a medida que uno se va acercando se vuelven más imponentes.

Son estupas o templos religiosos que aparecen uno a uno, todos con la misma forma cónica y con el mismo resplandor que sólo el oro puede dar. Un deleite para los viajeros que sabemos que, por mucho tiempo, Myanmar cerró sus fronteras debido a los conflictos internos que la aquejaban.

Yangon, o Rangoon, es un paraíso para los sentidos sobre todo por el arte religioso de influencia hindú que la rodea, y por su entorno natural que la ubica en un fértil delta a la orilla del río que lleva su mismo nombre.

La ciudad fue fundada en 1885 cuando los ingleses subyugaron a Birmania; en 1947 obtuvo su independencia, aunque el cultivo del opio la hizo motivo de disputa entre la ex Unión Soviética y China.

A medida que se camina por las calles de Yangon, rumbo a la estupa Shwedagon, se topará con construcciones que más bien parecen pasteles de quinceañeras que brillan por la acción del sol sobre el oro, en medio de filas de palmeras y transeúntes esqueléticos vestidos con faldones.

Si bien Myanmar sufre de pobreza extrema, su riqueza artística es absoluta; quizás esta ambivalencia sea parte del absurdo que ocurre en los sueños.

El ensueño de Buda

Cuenta una leyenda que, hace 2 mil 500 años, dos ricos mercaderes burmeses se encontraron con Buda en la India, quien les dio ocho de sus cabellos para que le construyeran un templo en la entonces Burma. Los mercaderes regresaron con esta encomienda y levantaron una cámara recubierta de oro en donde guardaron los cabellos de su Dios.

Con el paso del tiempo, los monarcas fueron agrandando el templo, construyendo otras estructuras de plata encima del original. La actual cámara fue terminada en 1769 y está hecha con acero, mármol y ladrillo, y está...

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