Diario íntimo de Lulú Petite

¡Qué delicia!Lulú Petite

EL GRÁFICOQuerido diario: Una de las características de este negocio es que vas a ciegas.

Me llama un hombre y, a menos que ya lo haya atendido, todo es incertidumbre. No sé cómo es quien me espera al otro lado de la puerta.

Con WhastApp, las cosas cambian. Cuando me pongo de acuerdo con un cliente por WhatsApp, en muchas ocasiones la foto de perfil ayuda. Joaquín era en persona más guapo que en su Whats. Una barba blanca tipo Freud, perfectamente recortada, cabello gris, peinado hacia atrás. No es muy alto, pero tampoco bajito y su cuerpo sorprendentemente macizo para estar entre las seis y las siete décadas.

Me invitó a pasar con la solemnidad libidinosa de un caballero acostumbrado a pagar por compañía. Un zorro plateado. Macho alfa, hombre de recursos y de costumbres libertinas. Me comía con sus diminutos ojos azules, coronados por arrugas que lo hacían más interesante. Sonreí.

Él se acercó y, tomándome por la cintura, me besó la mejilla, mientras sus dedos recorrían mi espalda y jalaba, como un paso de hormiguitas, la cremallera de mi vestido.

La...

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