Diario Íntimo de Lulu Petite

Como un garroteLulu Petite

EL GRAFICOQuerido diario: Hasta el tercer intento se nos hizo vernos a Gustavo y a mí. No es que sea demasiado mística, pero a veces parece que las cosas no fluyen. Quizá Gustavo piensa lo mismo, o es sólo que su celular no ayuda.

Es un buen cliente. El lunes me habló cerca del mediodía. En lo que estábamos por quedar, la llamada se cortó. Esperé un buen rato, pero al final marcó otro cliente. Le mandé un mensaje a Gustavo, que al parecer había sido tragado por la tierra. Me respondió al día siguiente. Me contó que al entrar a un edificio de cantera algo había pasado con su teléfono que la señal simplemente murió. Cuando recuperó señal ya no estaba de ánimo para coger.

?¡Pero hoy sí! ?dijo entusiasmado.

De nuevo estábamos quedando en un sitio y a una hora, cuando interrumpió:

?Espera, me está entrando otra llamada. Te marco en un minuto.

Pasó un minuto, pasaron dos, pasó media hora. Entró una llamada nueva de Gustavo.

?Lulis, esto parece una broma. Hoy tampoco se va a poder. Tengo que recibir a unos clientes ? Disculpa, luego te cuento.

Gustavo siempre ha sido de los más ocupados. Le tengo mucho cariño porque es muy tierno y tiene muy buen sentido del humor, aunque siempre va con prisa. Ayer llamó otra vez.

?La tercera es la vencida ?dijo.

Esta vez sí quedamos bien y el universo nos dio luz verde. Gustavo estaba como siempre. Trajeado y peinado, listo para la acción. Se había desanudado la corbata, lo que le daba un aspecto relajado.

Me abrazó al instante, contento. Me contó brevemente de sus últimos días, los cuales él sentía como atropellados. ?Me urgía verte. Ando ganoso y estresado ?dijo.

Entonces comencé a desnudarlo, mientras él me acariciaba y seguía el rumbo de las curvas de mi cuerpo. Una vez estuvo en bóxer, lo llevé a la cama y lo hice acostarse bocabajo. Empecé a masajearle los hombros mientras me iba quitando prendas y le hablaba bajito al oído, diciéndole que se relajara.

Apoyé mis tetas en su espalda y lo apreté suavemente, ejerciendo presión en su musculatura tensa. Conozco bien su cuerpo, conozco algo de su forma de reaccionar ante el cariño, las caricias, los besitos tiernos. Poco a poco se fue ablandando y poniéndose más a gusto.

De pronto se dio la vuelta y me mostró que seguía tenso, pero sólo donde debía estarlo. Fue de inmediato. Nos arrebatamos en pasión desbordada y comenzamos a besarnos, revolcándonos entre las sábanas. Ahora sí fluía, ahora se daba todo lo que parecía vedado por el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR