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La calle diario de un espectador / Víctor Hugo Rascón Banda

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Vincent

A las 5.30 de la mañana de ayer, unas veinte horas después del fallecimiento en Madrid de Alejandro Aura, murió en la ciudad de México el dramaturgo y dirigente de los escritores, Víctor Hugo Rascón Banda, que apenas un mes atrás el 26 de junio, había ingresado en la Academia mexicana de la lengua, después de su elección en octubre pasado.

Atacado en 1994 por una leucemia a la que venció después de una cruel batalla de doce años, Víctor Hugo quedó muy debilitado y susceptible al ataque de otras enfermedades. Sus insuficiencias de salud lo obligaban a aspirar oxígeno permanentemente, aun durante el sueño y en todos los momentos de la vigilia. Al derrotar al cáncer, el escritor que no podía dejar de ser, concibió un relato, reporte, ensayo sobre su mal, titulado ¿Por qué a mi?, y presentado con el subtítulo Diario de un condenado: "¿Por qué a mi? Me pregunté aquella tarde del 5 de septiembre cuando salí como autómata del servicio médico de Banca Cremi, en la calle de Oaxaca.

¿Por qué a mi?, me pregunté varias veces camino al banco Unión, donde ahora tenía mis oficinas, porque Carlos Cabal Peniche, dueño de ese banco, acababa de comprar Cremi, donde yo trabajaba.

¿Por qué a mi? Me preguntaba en mi oficina mirando desde mi ventanal en el Paseo de la Reforma el Ángel de la Independencia, dorado e indiferente a mi pena.

¿Por qué a mi? Me pregunté toda la noche, revolcándome en la cama. Si no fumo, ni bebo, si duermo siete horas y me alimento con una dieta balanceada, si a las siete de la mañana de lunes a viernes estoy en el gimnasio del banco en el piso catorce, haciendo mis rutinas en la escaladora, en la banda para correr, levantando pesas y corriendo cada día mis diez kilómetros en la pista del bosque de Chapultepec Todo empezó con una revisión de rutina, esos checkups que los bancos recomiendan a sus directivos. Yo siempre salí bien, hasta ese día, cuando me citó mi amigo y colaborador Guillermo Flores, el director de recursos humanos adscrito a la dirección general adjunta de administración a mi cargo. Algo malo pasa, presentí.

Al entrar al consultorio vi a Guillermo y al doctor Arteaga, jefe del servicio médico del banco, muy serios, demasiado...

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