Diario de a Bordo / Del otro lado del Nilo

AutorGermán Carrasco

Cuando visites Egipto, te propongo que no hagas de El Cairo sólo tu punto de partida para ir hacia las grandes pirámides de Giza o a la antigua necrópolis de Memphis.

La capital de Egipto puede resultar fascinante si vas a los lugares adecuados, como los bazares callejeros, los museos, la ciudadela de Saladino y las mezquitas de sultanes mamelucos y otomanos que existen en la que es considerada la ciudad más grande de África y que alberga a 16 millones de habitantes.

En árabe se le llama Al-QÐhira, pero en el uso cotidiano se le llama Misr. Está localizada en los márgenes del río Nilo, el más largo del mundo, con 6 mil 695 kilómetros de extensión. Sus aguas irrigan la agricultura de Egipto, y por siglos ha sido uno de los principales proveedores de alimento de la población.

La ciudad tiene una parte moderna con rascacielos y centros comerciales que contrasta con las zonas empobrecidas de la periferia, donde abunda el comercio callejero y la delincuencia. El barrio del centro de la ciudad se llama Ataba y los barrios residenciales más importantes son el Zamalek, Mohandesin, Heliópolis y Nasr City.

El Cairo es la única ciudad de África que posee un sistema de Metro, y su aeropuerto internacional es uno de los principales accesos a otras ciudades del continente.

Como punto de partida está el Museo de Arte del Cairo, que alberga antigüedades de todos los periodos de la historia de Egipto. Las estrellas del museo son la estatua de Kefrén y las salas dedicadas a Akenatón y Tutankamón. Pude fotografiar el trono de este soberano, que es una de las piezas más celosamente resguardadas del museo.

El siguiente punto es la mezquita otomana de Mohammed Ali, revestida de alabastro. Vale la pena darse una vuelta por sus interiores para apreciar el enorme domo sostenido por cuatro columnas, además de dos minaretes de estilo romano y una fuente en su patio central. Desde aquí se tiene una de las mejores vistas de la ciudad.

La parte medieval de la ciudad es una de mis favoritas, por sus edificios, arcos y portales, que bien pudieran parecer un museo islámico a la intemperie.

Las calles estrechas y...

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