LA DIABLA / Los tlatoanis de la CNT

AutorVera Milarka

"Todas las guerras son santas. Os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener al cielo de su parte".

Jean Anohuil

Una experiencia de "confrontación, de choque y apertura al espacio abierto de la creación escénica contemporánea", así definen su montaje Heidi y Rolf Abderhalden, y lo cumplen cabalmente. Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente de Wadji Mouawad, dirigida por estos hermanos de origen suizo-colombiano, es una puesta de resonancias históricas en México.

Este montaje que se presenta en el Centro Nacional de las Artes hasta el 5 de abril (desconocemos las razones trágicas de su corta temporada) hace estremecer a la audiencia, no sólo porque el texto de Mouawad estruja; es un dramaturgo que trae la guerra en la pluma y este tema en sus obras es una mujer encinta que pare siempre otras guerras subrepticias.

Los parlamentos de Mouawad son hijos del mundo expulsados por una metralleta infinita de balas: llámense ideas, hechos o pretextos míticos, los estertores de la guerra nos estallan en la cara y también en la memoria.

La obra es la insistente génesis de las antiguas guerras griegas que, paso a paso, a través de Cadmo, Layo o Edipo, se van deslizando en la sangre de la humanidad en los más variados crímenes de la cultura moderna. Wajdi, la situó en un emblemático hotel bombardeado en los años 70 en Líbano; hecho que se respeta, pero sus directores la han traído hacia la oscura guerra de nuestro horizonte político mexicano.

De Ciudad Juárez al corazón de la impunidad poblana -y sus preciosos representantes del homicidio infantil oficial-, esta obra golpea seco al espectador y lo pone de frente a la verdad como si de un paredón se tratara.

Así de contundente se nos muestra en la adaptación, que funciona gracias al oficio de Esther Seligson (traductora), pero más aún, por su sensibilidad poética que es lo que caracteriza la dramaturgia del autor; he ahí la materia gris que porta inteligencia a los demás elementos.

La imponente escenografía de Pierre Henri Magnin, una colosal recreación de ese cascaron de ruinas donde todo sobrevive: el mito, la leyenda, la realidad antigua y moderna; junto a toda la concepción tecnológica y plástica al servicio de las ideas dramáticas que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR