LA DIABLA / 'Newstalgia' teatral

AutorVera Milarka

A mi espejo roto

"Miré tus reliquias miradas, cuando ya eran oquedad".

Ser o no ser visto, ese es el dilema de los textos de Botho Strauss, J.W Goethe, Wilhelm Müller y Friedrich Rückert en la adaptación de Luis de Tavira y Stefanie Weiss que hicieron a manera de paráfrasis, reanudando temporada en la sede de la Compañía Nacional de Teatro en la casona de Francisco Sosa 159, en Coyoacán.

La segunda parte de Ser es ser visto, a la que me referiré, se compone de una selección de historias cuyos títulos son: "Y pensar que pudimos", "El correo", "El cuarto y el tiempo", "Aeropuerto" y "Coro final" , todos cuadros autónomos aunque la propuesta es unitaria e integra más de cinco horas de trabajo.

La premisa rectora de la puesta es que todos necesitamos el reconocimiento, la reafirmación de que existimos para otros además de para nosotros mismos, incluso -dice el fotógrafo del Coro final- "Hasta el mismísimo Dios todopoderoso no pudo renunciar a manifestarse".

Ser visto se extiende como la pregunta ontológica en los tiempos que corren -literalmente- porque hoy todo es rápido, superficial, distante, vacío de significados y la imagen del ser busca su apareamiento en los ojos de su espejo, para poder reconocerse así mismo.

De Tavira ha elegido historias, momentos, personas que provienen de la memoria alemana, no hace falta utilizar nuestro propio folclore para proyectarnos; tal vez por eso incluso sea tan eficaz la propuesta, porque el espectador se puede ver en esos personajes que finalmente son, de cualquier parte, simplemente "son" por el hecho de que los vemos.

Los espectadores, dice De Tavira, asisten al teatro también para ser vistos.

Tras el enunciado escénico vislumbro un rito de esta liturgia teatral, donde el hecho de que toda la compañía esté junta, es un ejercicio de integración entre pares y la definición de un lenguaje cuya filigrana se observa en el más mínimo gesto (digamos que no hay "grandes" papeles); cada mirada hacia sí, cada demostración de su ser en la escena es la reafirmación existencial del teatro como un acto religioso.

Desde la sala, que me recuerda la del CUT en la calle de San Lucas en Coyoacán, donde el director propuso sus primeros y...

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