LA DIABLA / Ahogada en su propia Ofelia

AutorVera Milarka

'Ofelia o la madre muerta' de Marco Antonio de la Parra es una extrañísima versión que conjunta un texto adicional (Agua) de la propia directora, María Morett, que se presenta en el teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque con mucha más pena que gloria, y con más pena ajena que del sufrir de sus protagonistas.

Toda la imagen literaria y gráfica presumían un montaje que podía llegar a cierta poética, pero sólo se quedó en un fachadismo que no ha conseguido más que hacer pensar, que esa obra se basó en el lugar común de muchas puestas de los años 80, por decir una fecha algo próxima.

Y es que aunque el texto de De la Parra atiende a un tema que el dramaturgo y psiquiatra conoce, al mostrarnos el mundo delirante de una joven enferma de anorexia y bulimia, trastorno psicológico surgido a raíz de la muerte de su madre, el montaje cursa en una dirección que pretende eliminar la frontera de la realidad y la enfermedad mental por una suerte de ensoñación poética promovida por la visión de Morett, pero lamentablemente no lo logra.

Con el recurso más utilizado en la historia de los montajes que aluden a la locura, la directora que ha diseñado la escenografía y el vestuario ha caído en el desahucio de la trillada sobreutilización del blanco como color predominante, para acotarlo con algunos toques de otros colores complementarios, lo que no sería tan despreciable sino fuera por la desgracia adicional del mal gusto en la plasticidad total de los elementos.

La bata de la soprano que es canto de fondo, pero también el personaje de madre muerta, las filipinas de médico que en realidad son batas corrientes de laboratorio, así como los vestiditos de algodón de mercadito de Coyoacán, o el fatal detalle de la lencería color perla a una Ofelia (porque son dos) que "muere a diario" en una tina (o estanque) acompañada de unas "Barbies" piratas es algo del ambiente general que ya junto resulta abominable; y no porque se dé en una clínica psiquiátrica como se pretende mostrar, sino por lo ramplón de su estética, además de hacer ver la producción de "a cinco pesos", cuando eso mismo con un concepto realmente artístico, pudo haber sido una decorosa puesta y hasta módica si se quiere...

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