Un día de paz

AutorCirze Tinajero

Fotos: Cirze Tinajero

Enviada

MONTEVIDEO, Uruguay.- Si algo distingue a esta ciudad es la tranquilidad que impera, en especial en la Ciudad Vieja, donde se fundó Montevideo, en el siglo 18 y sus alrededores. Se antoja pasar horas caminando por sus calles y husmear en sus boutiques, restaurantes, cafeterías y museos. Hay plan para cualquier hora:

LA PUERTA DE LA CIUDADELA

MAÑANA

En Montevideo no es necesario madrugar, la ciudad comienza a tener vida a partir de las diez de la mañana. Así que sin problema alguno se puede dormir un poco más y desayunar en el hotel para cargar energía.

El mejor sitio para iniciar el recorrido es la Plaza de la Independencia, ubicada en la avenida 18 de Julio, principal arteria de la metrópoli.

Aquí se levanta un monumento al general José Gervasio Artigas, héroe de la Revolución del Río de la Plata. Debajo hay un mausoleo donde impera el silencio: varios soldados custodian los restos del padre de la patria uruguaya.

Alrededor de la plaza se ubican algunas de las edificaciones más destacadas de la ciudad, como la Torre Ejecutiva del gobierno nacional, sede de la oficina del presidente en turno, Tabaré Vázquez.

No falta quien pregunte a los guardias si no aparece por aquí, de vez en cuando, el ex presidente José Mújica, quien apenas dejara su cargo en marzo, famoso por sus políticas de austeridad.

Muchos uruguayos consideran que puso al país en el mapa, y que ahora más naciones quieren hacer negocios con ellos.

Sin embargo, difícilmente al ex mandatario se le verá ya por la Plaza de la Independencia.

La que permanece aquí desde 1741 es la Puerta de la Ciudadela; recuerda que hasta 1829 la metrópoli estuvo rodeada por una muralla que la protegía de posibles invasiones.

A partir de este punto hacia el oeste comienza la Ciudad Vieja.

Toma nota: El mausoleo abre los lunes de 12:00 a 18:00 horas y de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. La entrada es gratuita.

CALLE PEATONAL DE SARANDÍ

MEDIODÍA

Una vez en Ciudad Vieja hay que tomar la calle peatonal de Sarandí, en la que van apareciendo enormes edificios del siglo 19 y 20 que alojan tiendas de ropa, libros y zapatos; en las aceras se instalan vendedores ambulantes que ofrecen algún artículo de piel, mates, óleos o antigüedades.

La mejor manera de conseguir un descuento es hacerles la plática y mostrarse amable. Los uruguayos se distinguen por su calidez y alegría (y alguno que otro no duda en ser coqueto con las damas).

En esta misma vía, en el número 683, se...

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