En El Día de La Mujer

ARTÃiCULO DE OPINIÓN

Elías Rafful Vadillo*

"En este país, que sin embargo es el mío, carezco de la autoridad requerida para hablar de asuntos serios, científicos o sociales, porque la pícara naturaleza no me concedió el privilegio de pertenecer al sexo masculino".

Así ironizó frente al Sindicato Médico de Uruguay, Paulina Luisi, la primera mujer médico de aquel país y luchadora en pro de los derechos de la mujer, artífice de que esa nación fuese la primera de Latinoamérica en permitirle el sufragio a la mujer.

Hacia los primeros años del siglo XX, bajo las dos presidencias de José Batlle, Uruguay se habría de convertir en el primer Estado de Bienestar de América Latina.

En 1913, pretendiendo poner en marcha un "País Modelo", Batlle propuso el voto universal masculino. A partir de allí, las feministas, entre quienes se contaba a Paulina Luisi, dieron una batalla de dos décadas por conseguir el sufragio femenino.

No obstante ser una mujer burguesa, Luisi se erigió en la líder feminista uruguaya. No es de sorprender, tomando en cuenta sus orígenes.

El padre de las Luisi, como se les conocía a Paulina y a sus hermanas, fue un abogado italiano convertido en héroe de las luchas liberales. Acompañó a Garibaldi en la campaña de los Vosgos y fue testigo de la Comuna de París.

Su madre, hija de padres polacos, era maestra en Dijon hasta que conoció a Ángel Luisi, con quien casó. Emigraron juntos a Argentina y fundaron una escuela moderna que incluía la experimentación, lecturas libres, educación física y la observación de la naturaleza.

Paulina entró a la Facultad de Medicina en el año 1900 y para 1908 se convirtió en la primera mujer que recibió un título universitario en Uruguay.

Según cuenta la académica Graciela Sapriza, en 1913 el gobierno reformista de Batlle la mandó a Francia a estudiar medidas de higiene social. Fue allí donde estuvo en contacto con el movimiento feminista europeo, que se encontraba en pleno auge.

Como consecuencia, en 1916 fundó el Consejo Feminista, cuyo Programa señalaba con vigor:

"Cuando oímos, como hace pocos meses, a los hombres encargados por el pueblo de reformar la carta magna de la Nación, clamar con inconsciente suficiencia que la misión de la mujer es la guardia del hogar y la procreación de los hijos, pensábamos con amargura en el hogar de nosotras mujeres como el de sirvientas.

"Pensábamos en los miles de mujeres que a la par del hombre, pero con menos salario que él, trabajan de sol a sol en las...

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