Un día en La Montaña

AutorEnrique Acevedo Quintana

Metlatonoc.- Cada vez que Silverio se lleva la botella de Don Pedro a la boca, desaparece un cuarto de brandy y comienzan los lamentos.

"Aquí no hay nada, todo está muerto. ¡Este pinche pueblo está muerto!", vocifera enfadado antes de darle otro trago y escupir hacia el piso.

El joven indígena camina zigzagueante, tropieza y cae inconsciente al suelo de la comisaría de Juanacatlán, una de las más de 200 comunidades de este municipio guerrerense, catalogado como el más pobre del país.

Silverio queda tendido, inmóvil bajo los rayos del sol invernal. Sólo lo protege una gorra de los Knicks que adquiriera en su última aventura de mojado a los Estados Unidos y el pantalón de mezclilla, la camisa azul a cuadros y los huaraches cafés que viste.

Muchos pasan frente a la construcción de adobe donde yace sin ni siquiera voltear a verlo. Allí, estará tirado hasta que recupere la conciencia, ya sea porque los perros huesudos interrumpan su sueño o se incorpore por sí mismo.

Y es que en La Montaña guerrerense, los conceptos de miseria y marginación no sólo forman parte de una recopilación estadística sino que se manifiestan casi en cada rincón y cada historia.

La familia promedio, revela Conapo, está compuesta de cinco miembros, su alimentación se basa en el consumo de tortilla, chile, frijol y sal. Cuando no alcanza ni para eso, las mujeres preparan atole blanco de maíz que dan a los niños para que tengan "algo pesado" en la barriga.

Niños que a sus 10 años son expertos en labores del campo, en cuidar de los chivos, manejar el machete, cortar la leña, recolectar plantas, montar sus burros, acarrear agua, desyerbar, sembrar y desgranar el maíz; niños que aguantan las inclemencias del tiempo y los agroquímicos. Niños que son el blanco predilecto de los dardos del infortunio que punza en el corazón de los indígenas de La Montaña.

Metlatonoc tiene el índice más elevado de desnutrición infantil y analfabetismo del país. Seis de cada diez habitantes no han recibido ningún tipo de instrucción académica y siete de cada diez son analfabetas, según indicadores de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).

La situación de la mujer es también complicada. Los rostros pálidos, los cuerpos esqueléticos y las miradas perdidas dicen todo sobre su condición de miseria y opresión.

El último informe del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, "Tlachinollan" (2003-2004), revela que a "la mujer indígena se le discrimina de los espacios...

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