El Valedor/ 'Di no al calzado chino...'

Esta vez mis botines, qué les parece. Pero un momento, que aquí se impone la aclaración: los botines míos son de cuero, suela y orejeta, negros de color y orgullosamente nacionales, del mero León, Guanajuato, la tierra del buen botín. Su marca de fábrica, fachendosa ella: "Destroyer". Qué bien. De tales botines es el par que estoy viendo sobre mi mesa de trabajo, no de esos botines que (¿injustamente?) se achaca a los "distinguidos" priístas del calibre de López Portillo y su tantas veces reputada Colina del Perro, su Carmen Romano difunta y esa Margarita viva todavía, que de viva se pasa. De esos botines es la cuenta secreta que el periodista Jack Anderson achacaba a De la Madrid, y ya entrados en botines: ¿hablar del Carlos que así nos dio en toda la mothernización? ¿Mentar a Raúl, a Sergio, a Eduardo? ¿Hablar de Adriana y del viejo Raúl? ¿De los botines de Rodolfo Zedillo y familia, tanto de sangre como política, y de los que se achaca al propio "Fobaproa" Zedillo, que como el mayate: tanto volar para caer en la caca? Milusos vil de transnacionales. En fin. ¿Hablar de ex secretarios de gobierno, ex gobernadores y ex de medio pelo (de media Ceja, Jorge)? ¿Por qué mejor no mentar esa reputadísima Contraloría de la Federación que llegó a ser manejada por (¡imagínense!) Arsenio Farell? Pero un momento, que ya me desvié (del tema): los de orejeta.

A ver: tengo aquí, sobre la mesa de trabajo, mi par de botines. Flamantes, recién boleados, rechinando de limpios. Pero no, que yo no soy de esos zafios que trepan las patas sobre el escritorio. Los tengo frente a mis ojos a modo de inspiración para lo voy redactando. Mis pies, entretanto, cobijados con las pantuflas (azules, de peluche, el pompón magenta). Y sigo.

Miro el periódico fechado este mes: "San Cristóbal, Gto. Dos mil obreros y empresarios zapateros de San Francisco y Purísima del Rincón (así fueras tú, prima Tencha, purísima del etc., pero te diste a la vida airada), tomaron la plaza para exigir a Vicente Fox que ataque en serio el contrabando de calzado chino, que tiene a 800 fábricas al borde de la quiebra. Hay pérdida de 7 mil empleos este año. Vamos a seguirlo, vamos a cazarlo hasta que nos prometa que terminará con el contrabando de calzado chueco, 24 millones de pares..."

Perfecto. Qué bien. Su lucha es legítima, y loable su empeño de preservar esa industria para mí entrañable; y cómo no, si a remiendos un remendón me dio de comer: Juan, mi padre. Que la industria no sea vulnerada...

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