Destruyen maltratos la vida de española

AutorLuis Méndez

Corresponsal

MADRID.- Se llama Rosa, tiene 43 años, es licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca y durante toda su vida ha sido víctima de la violencia intrafamiliar.

Primero fue su padre el que la maltrató desde niña, física y psicológicamente. Más tarde, fue agredida sistemáticamente por los dos hombres con los que contrajo matrimonio y de los que terminó divorciándose.

Madre de un hijo de 10 años, fruto de su último matrimonio, su tercera relación con un hombre con el que no estaba casada y que finalizó apenas el pasado mes de mayo, también se convirtió en una experiencia traumática para ella.

"El peor maltrato físico y psicológico lo recibí en mi última relación de convivencia. Al final nos puso a mi hijo y a mí en la calle, algo que ahora agradezco porque en aquella casa nos estábamos ahogando. Fue una auténtica pesadilla, que todavía está presente en todos mis sueños, ya que también le ha dejado secuelas a mi hijo que desde entonces necesita terapia médica, como yo. El niño ha visto y ha sufrido demasiadas cosas y psicológicamente está afectado", señala a REFORMA esta mujer española nacida en Salamanca, una pequeña ciudad ubicada a 200 kilómetros al noroeste de Madrid.

Rosa se ha sentido siempre una mujer incomprendida, irremediablemente sola a pesar de que desde hace algún tiempo recibe tratamiento psicológico para superar la crisis. Luego de trabajar como empleada en una gasolinería, actualmente se encuentra en su segunda baja laboral por convalecencia.

"Iba en el coche después de trabajar y sufrí de repente una lipotimia. Perdí el control del vehículo y me salí de la carretera. Estaba agotada física y psíquicamente. Todo mi mundo se había descolocado", recuerda.

Rosa es la prueba viviente de que la violencia intrafamiliar no es sólo un fenómeno que se produce en las clases sociales bajas. Muchas mujeres de clase media, profesionistas como ella, también la padecen.

"Ahora no abro la puerta a ningún hombre. Creo que he acabado en el otro extremo, con una actitud ante la vida totalmente antisocial. Mi mundo ha quedado reducido a mí y a mi hijo, que desde que nació me ha ayudado a estar más tranquila, a buscarme a mí misma", señala esta profesionista que desde que tenía siete años ha padecido la violencia intrafamiliar y que prefiere que la identifiquen sólo por su nombre de pila.

"Desde que tengo uso de razón he sido objeto de malos tratos, físicos y psicológicos por parte de mi padre que es militar. Creo que...

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