Destreza y comedia

AutorOmar Magaña

Yamato es el punto donde se encuentran destreza, perfección técnica y virtud para hacer reír a una audiencia con un mínimo de gestos.

En el espectáculo de percusiones japonesas, aunque también hay en menor medida, instrumentos de cuerdas y de viento, las atmósferas y las narrativas van de lo serio y casi monacal a lo cómico de un momento a otro.

En la primera función que el grupo formado por 10 percusionistas de Japón dio en Guadalajara, el viernes por la noche, todo era seriedad al inicio, la audiencia procuraba no hacer mucho ruido y se concentraba bien en lo que sucedía en el escenario semi oscuro donde dominaba una lámpara con motivos orientales.

De repente, el público formado por unas mil 700 personas, según cifras de los organizadores, se dejó de protocolos y comenzó a reír impulsado por los gestos al estilo clown de uno de los percusionistas.

Luego vino un show que desató más carcajadas, tres de los artistas salieron a escena con crótalos, entre los tres completaban un ritmo formado por los chasquidos del metal, en un momento dado uno de ellos inició con una pantomima: movió las caderas mientras percutía, otro hacía cara de sorpresa o de encontrarse en competencia con el resto, y así, con actitudes sencillas, la gente se relajó.

Más tarde, el público tomaba por sí mismo la iniciativa de aplaudir a un ritmo y los músicos lo completaban con sus tambores, pero también sucedió lo contrario, que los percusionistas marcaran la pauta con golpes de tambor y el público les emulaba.

Hubo otros periodos de tiempo, en que la gente retornó al silencio, fueron esos lapsos en que los sonidos se acercaban a ese concepto difundido de la música de los templos nipones, donde predominan instrumentos de cuerda...

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