El destierro en San Diego. 1936-1941

AutorCarlos Macías
Páginas442-470
1936
IX. EL DESTIERRO EN SAN DIEGO
(1936-1941)
De
Hortensia
Elías
Calles
México,
D.
F,
septiembre
13
de
1936
Muy
querido
papá:
Todavía
no
hemos
podido
disfrutar
del
bello
clima
de
México.
Desde
que
llegamos
han
estado
los
días
nublados
y lluviosos. El viaje
lo
hicimos
con
bastante
comodidad.
Verdaderamente
con
los
trenes
refrigerados
se
terminaron
las
molestias
de
un
viaje
por
regiones
calurosas.
La
niña
{Myrna
Torreblanca
Elías Calles)
vino
bastante
bien,
como
que
los
cuatro
nos
dedicamos
a
atenderla
en
todo
momento.
A los
de
la famíJia los
encontré
a
todos
bien
y ya
más
o
menos
orientados
en
su
afán
de
independizars('
económicamente.
Las
amistades
nos
han
recibido
muy
cariñosamente
y
nos
han
propor-
cionado
grandes
emociones
al
corazón
sus
demostraciones
de
cariño
y
hoy
me
alegro
de
estar
en
condiciones
de
apreciar
la
verdadera
amistad,
lo
que
no
puede
suceder
en
las
situaciones
ficticias
de
la
política.
La chismografia está
en
su
apogeo.
Se
comentan
desde
hechos
inauditos
hasta
los
más
chuscos.
Todo
esto
me
hace
estar
más
firme
en
la convicción
que
tengo
que
Jo
mejor
que
pudo
pasar
fue tu
alejamiento
del
ambiente
cana-
llesco
de
los políticos mexicanos.
Realmente
podían
haberte
hecho
perder
muchos
sentimientos
y
cualidades
más
preciadas
que
la vida y la patria.
Todo
el
mundo
deseando
que
el
tu
bazo
dado
al
hígado
con
sombrero
sea
definitivo.
Ayer hice visitas kilométricas a la esposa
de
Luis
[L.
León]
y a la
suegra
de
Melchor
[Ortega].
Hablamos
mucho
de
todos
ustedes y les
dio
mucho
gusto
saber
de
ellos.
La
señora
de
Luis
[Celia
Padilla]
nos
platicó
todas
las
molestias
que
ha
tenido;
pero
ahora
ya
se
encuentra
tranquila
y
con
muchas
esperanzas
de
arreglar
cuanto
antes
sus
asuntos
para
emprender
el viaje a ésa.
He
confirmado
plenamente
que
la Seca
ha
capitaneado
en
todo
a
la
Micha
[Artemisa
Elías Calles],
con
un
encono
más
grande
que
en
la
interesada.
olvidándose
por
completo
de
los
muchos
años
que
vivieron ella y su
marido
de
la
protección
de
Luis.
A la
mamá
de
Magdalena [Lomelí
de
Ortega]
me
la
encontré
en
la
cama
pero
siguiendo
un
tratamiento
con
que le aseguran
un
pronto
restablecimiento.
Me
hizo
que
le
informara
sobre
cada
uno
de
la
familia
de
Melchor,
hasta
hablamos sobre
el
flaperismo
de
la madrina.
412
EL
DESTIERRO
EN
SAN
Dlf.GO
(1936-1941]
443
Ayer
me
trajeron
al
niño
de
Alfredo
[Elías Calles] y
Elenita
[ÁJvarez
Murphy].
Está
precioso,
enorme.
Estuvo
jugando
con
la
niña
[Myrna
Torre-
blanca
Elías Calles) y
como
buena
mujer
lo
jaloneó
de
lo
lindo,
le pellizca-
ba
los pies y las
manitas.
Mucho
los
hemos
extrañado.
Cuídate
todo
lo
que
puedas.
A
los
niños
[Plutarco y
Leonardo
Elías Calles Llorente]
no
los dejes
mucho,
procura
que
estén
al
lado
tuyo y
de
Elenita y Alfredo.
Ya
a ellos les
hace
falta estar
más
tiem-
po
en
el
seno
de
la
familia y
sobre
todo
eJJos se
sienten
felices
con
eso.
Dales
nuestros
recuerdos
a todos. A los
niños
les
mando
muchos
besos,
después
les
escribiré.
Procura
que
Elenita
se
sienta
con
confianza. Ella
tiene
mucha
voluntad
de
serte
útil y
todo
su
empeño
en
suplir con
todo
cariño
la falta
de
presencia
de
alguna
de
tus hijas a tu lado.
Dale
toda
autoridad
para
el
manejo
de
la
casa
y
que
sea
ella
la
que
se
entienda
y
resuelva
todos
los
asuntos
de
la
casa
y los
niños.
Salúdalos
mucho
de
nuestra
parte.
Yo
pienso
dedicarme
por
completo
al
arreglo
de
mi
casa
para
en
caso
de
viaje
no
me
quede
ese
pendiente.
Te
escribiré
seguido.
No
dejes
de
tenernos
sin
noticias
tuyas.
Con
recuerdos
de
Fernando
recibe
el
cariño
de
tu
hija.
TEN
CHA
P.
D. Te escribo
con
lápiz
por
no
haber
encontrado
una
pluma
en
toda
la
casa
revuelta.
San
Diego, Cal., septiembre / 5 de /
936
Señora
Hortensia
Elías
Calles
de
Torreblanca
México, D.
F.
Mi
querida
Ten
cha:
Est.aba ya
inquieto
por
falta
de
noticias
de
ustedes,
aunque
me
suponía
que
habían
llegado
sin novedad, y esa
inquietud
desapareció al
llegarme
tu
querida
cartita
de
fecha
13.
Mucho
me
alegra
saber
que
encontraste
a
todos
los
de
casa
bien
y
trabajan-
do
y
nunca
me
cansaré
de
aconsejarles,
como
siempre
lo
he
hecho,
y los
acon-
tecimientos
han
demostrado
que
tenía
razón,
que
se
alejen
de
toda
actividad
política,
que
a la
postre
sólo
trae
desilusiones
para
los
que
obran
con
sinceri-
dad.
El
medio
palítico
del
país lo conozco, el actual y
el
pasado, desde la Inde-
pendencia
hasta
nuestros
días;
conozco
a los
hombres
que
han
actuado
en
las
distintas
épocas,
sus móviles, sus
pasiones,
sus
idealidades
y el
campo
de
la
política
mexicana,
siempre
ha
sido
el
mismo:
deslealtades,
ambiciones
irrefrenables,
desbordamiento
de
pasiones,
concupiscencias
asquerosas.
Los
amigos
de
hoy
son
los
enemigos
de
mañana,
los
aduladores
se
convierten
en

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