Destaca enemigo en Cuba

AutorYolanda Martínez

Corresponsal

LA HABANA.- La Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana no es una Embajada, pero es la sede diplomática más grande y mejor equipada de todas las que existen en la Isla.

Desde que en 1977 -con James Carter en la Casa Blanca- Cuba y Estados Unidos restablecieron un nivel mínimo de relaciones, la función oficial de la representación, igual que la de la Isla en Washington, es básicamente consular.

Ambos países rompieron relaciones diplomáticas en 1961, luego que la revolución de Fidel Castro nacionalizó las grandes empresas y propiedades estadounidenses y Washington respondió con un bloqueo comercial, económico y financiero, aún vigente.

La reapertura de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA, por sus siglas en inglés) facilitó la comunicación y los trámites migratorios entre los cubanos, pero nunca mitigó la desconfianza política ni redujo la lista de agravios que separan a los dos Gobiernos.

Por el contrario, durante sus 29 años de existencia, las hostilidades han ido en aumento, y tanto la misión de Estados Unidos como la de Cuba en Washington se han visto envueltas en numerosas crisis.

Las denuncias mutuas de usar las sedes diplomáticas para realizar espionaje y la injerencia en asuntos internos son permanentes.

De hecho, Washington y La Habana han expulsado en el pasado a funcionarios y diplomáticos, bajo la acusación de extralimitarse y realizar actividades ajenas a sus funciones.

La semana pasada, Castro calificó a la SINA de puesto de mando de la contrarrevolución, desde donde George W. Bush lleva a cabo un plan para destruir el régimen cubano e implantar un sistema más favorable a los intereses de Estados Unidos.

Hoy, la política de la Casa Blanca para acelerar el cambio político en Cuba se refleja en las desafiantes posiciones que han sostenido los últimos jefes de la SINA en La Habana.

Éstas incluyen iniciativas como la llamada guerra de los carteles y declaraciones con una crudeza inusual en el lenguaje del cuerpo diplomático acreditado en la Isla.

Las autoridades han respondido con marchas masivas de protesta, reclamos, insultos y decisiones como la reciente construcción de una plaza de banderas, que ocupa el antiguo estacionamiento de la sede diplomática estadounidense y ha dejado su fachada principal prácticamente tapada.

Movimientos limitados

Se calcula que en La Habana hay alrededor de 25 diplomáticos y funcionarios estadounidenses, aproximadamente una decena de marines, y más de...

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