Sin despeinarse

En su cara y con toda la fuerza de su clásico festejo... apuntó hacia la Rebel.

Su nombre no estuvo entre los homenajeados previo al juego, pero Cuauhtémoc Blanco no iba a pasar desapercibido.

Y así lo hizo en el tardío festejo del 90 Aniversario y ante uno de los rivales que más detesta.

Su golazo y consecuente modo de celebrar frente a los miles de Pumas que abarrotaron una de las cabeceras del Azteca parecieron algo fácil, tan fácil como se le dio el triunfo ayer a las Águilas, porque lo que tanto se habló en la semana de parte de los felinos terminó siendo un chiste y una falta de respeto hacia su brillante afición.

Antes de enrolarse en una guerra de declaraciones y crear polémica, sus delanteros deberían aprender a disparar a puerta y, para muestra, los nueve tiros desviados de Pumas a lo largo del juego. Uno a uno, cada remate errado desesperó a la fanaticada azul y oro que, pese a todo, no dejó de arrojar la garganta a la cancha jamás.

Una vez más, miles de universitarios asaltaron el Azteca, pero sus jugadores no merecieron tal apoyo ni estuvieron a la altura de un duelo así. Sin que el América se mostrase como un equipazo, se los tragó en unos cuantos minutos y el juego se definió en el primer tiempo.

Cabañas hizo el segundo, con un riflazo dibujado, y ahí el visitante se desmoronó. La poca esperanza recayó en lo que pudiesen hacer Leandro Augusto, el extranjero más rentable de los últimos años en Ciudad Universitaria, y en Antonio Sancho, el capitán.

Pero ni ellos dieron la cara. El brasileño tuvo su peor juego en mucho...

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