Despacho de Negocios / Los ricos también lloran
| Autor | Alejandro Delgado Ayala |
"Un estudio ha encontrado que la piratería de software (en Canadá) creció el año pasado, llegando a costar un estimado de 1.1 mil millones de dólares en pérdidas de ventas al menudeo...".
"General Motors ha disminuido compras nuevas de partes y proveeduría en el país en un 50 por ciento por la pérdida de competitividad"; "Ustedes tienen que hacer algo acerca de su competitividad. Nosotros no compramos por que nos caigan bien sino porque son competitivos."
Estas noticias son realmente graves. Serían vistas en nuestro país con cierta naturalidad aunque con preocupación; sin embargo, son dos noticias de la edición del 19 de mayo, del prestigiado periódico canadiense, Toronto Star. Esto nos remite a nuestra realidad. Dos puntos son relevantes de ellas:
Piratería
En primer lugar, observamos que la piratería es una guerra que se libra en todos los países del mundo. No estamos solos con el problema ni somos la única sociedad que roba la propiedad intelectual -sin olvidar que mal de muchos es mal de pensarse-. El mismo día de la publicación de esa noticia en Canadá, se publica en MURAL que la piratería del software en México creció y generó pérdidas por 407 millones de dólares en el país.
Lo relevante de la noticia es observar que si los esfuerzos de un país tan desarrollado como Canadá son tan infructuosos, ¿qué podemos esperar de los nuestros con mucho menos recursos humanos, legales y económicos? Es igualmente claro que la industria puede concluir que los Gobiernos están perdiendo la guerra en el combate a la piratería de software -a nivel mundial ésta significa una pérdida en ventas de 41 mil millones de dólares. Está más que probado entonces, que la solución no vendrá de la represión gubernamental y el encarcelamiento de los infractores, pues los mismos se reproducen proporcionalmente con el nivel de rentabilidad del negocio.
Con ello no quiero decir que el respeto a los derechos de propiedad intelectual deban soslayarse, pero sí aceptar la incapacidad de los Gobiernos para hacer cumplir la ley y evitar el robo.
La pregunta es entonces ¿quién debe invertir para defender los derechos de propiedad intelectual? Es mi opinión que deberán ser las mismas compañías desarrolladoras y comercializadoras del software. Estas, acompañadas por los Gobiernos, deberán generar propuestas y mecanismos prácticos tecnológicos y educativos para eliminar la piratería, en programas como educación de la niñez, reducción de costo de producto original en zonas de...
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