Despacho de Negocios / Legitimidad moral

AutorAlejandro Delgado Ayala

No quería comentar nada de la vergüenza nacional que estamos viendo con el Gobernador de Puebla, Mario Marín. Sin embargo, su soberbia abrigada en que él sí es abogado y los periodistas no, y por ello él es el único que entiende por qué no debe renunciar, es indignante.

Me tomo un breve espacio de esta columna para comentarle algo a dicho Gobernador. Sr. Gobernador, por lo visto es usted sólo abogado y nada más -con qué poco se conforma, ¿no?-. Yo también soy abogado y me avergüenza que compartamos la profesión. Para ser gobernante de cualquier pueblo se tiene que contar con el voto de la gente, cosa que asumo usted obtuvo sin cochupos y trampas. Con ello se obtiene lo que llamamos la legitimidad democrática. Para su tranquilidad Sr. Gobernador Marín, éste es un requisito estrictamente legal. También, como usted bien lo dice y a reserva que un Congreso y tribunales imparciales así lo confirmen, se debe cumplir con las leyes relativas a la conducta y acciones que el gobernante debe observar en todo momento. A esto le llamamos la legitimidad jurídica.

Sin embargo, el tercer requisito necesario en forma permanente en cualquier mandato que desee cumplir con el aval y apoyo del pueblo -mandante- y no de acarreados, se llama la legitimidad moral. Ésta, Sr. Gobernador, es la que usted parece ignorar. ¿Por qué es tan importante ésta? Por que es la que mantiene al gobernante en plena coincidencia de creencias y de actitudes con su propio pueblo -mandante-.

Me explico con un ejemplo. El Presidente de los Estados Unidos de nombre Richard Nixon, por virtud de la existencia, como es el caso del Sr. Gobernador Marín, de unas cintas de audio que evidenciaban plenamente que había ordenado espionaje político durante las campañas presidenciales de 1972, renunció. Al renunciar, el 8 de agosto de 1974, ya que nunca fue desaforado ni destituido por el Congreso de los Estados Unidos, mencionó que dejaba el cargo por haber perdido "la base política" necesaria para gobernar.

Yo me pregunto, Sr. Gobernador Marín, ¿usted tiene aún la "base política" para gobernar a su pueblo o sólo para tener un empleo de Gobernador? Después de ver que el 81 por ciento de su propio pueblo lo considera un mentiroso y un gobernante que ha cometido algo tan grave como actos de injusticia y abuso de poder, frivolidad y venta de favores, estoy seguro que no tiene eso que llamamos la legitimidad moral. La legitimidad legal queda por verse.

Para mayor abundamiento y orgullo de los que sí...

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