Deslumbra el Soleil

AutorPaula Ruiz y Edgardo Reséndiz

Por eso lo llaman el mejor del mundo y, anoche, 2 mil 500 regiomontanos estuvieron de acuerdo y lo ovacionaron de pie.

Colorido, dinámico, divertido, fantástico y perfecto, el Cirque du Soleil trajo por primera vez a Monterrey su mundo mágico con Saltimbanco, un espectáculo que ofrece un derroche de baile, música y acrobacias y al que ellos definen como "una celebración a la vida".

En una mezcla de las artes circenses, teatrales y callejeras, los 53 artistas despertaron emociones diversas en el público que los ovacionó en su noche de estreno en la Gran Carpa Parque Fundidora.

Este montaje, que es apto para todo público, fue estrenado en 1992 y es el primero con el que la compañía canadiense hizo gira por el mundo, llevando a un elenco formado por ex atletas y ex campeones olímpicos.

La "troupe" sorprendió desde el primer minuto, pues los coloridos personajes de estridente vestuario, fantástico maquillaje y simpáticas pelucas convirtieron en un divertido caos el recinto, paseándose entre la audiencia, jugándole bromas, despojándola de sus golosinas y hasta de la ropa.

No fue necesario que nadie levantara la mano, "Los Barrocos" eligieron al azar a sus "invitados" de la noche, quienes no se negaron a participar, sino todo lo contrario. La atmósfera festiva se consiguió con facilidad, ya que el área de butacas está bastante cerca del escenario. De hecho, lo separan sólo 20 metros de la última fila.

Saltimbanco, dirigido por Franco Dragone, por ser el más antiguo de los espectáculos en gira de la compañía, es también el más sencillo, pero ahí radica el secreto de su encanto. Muchos de sus números dieron origen a otros más complejos que se integraron en posteriores montajes, tanto en los itinerantes como en los fijos que tienen su residencia en casinos de Las Vegas o el Downtown Disney en Orlando.

Sin embargo, es en este show donde se percibe con más fuerza el "toque Soleil" en cuanto al concepto escénico al combinar recursos teatrales y de iluminación con música y voz en vivo para crear atmósferas fantásticas que enmarquen a los números circenses, muchos de ellos con un alto grado de riesgo para los artistas.

Los ejecutantes lo mismo saltan de un columpio que vuelan en el aire, se balancean en el trapecio, bailan, hacen malabares, equilibrio o se contorsionan. Todos lo hacen espectacularmente, con fuerza, destreza, coordinación y energía, pero sin dejar nunca de estar "en personaje".

La primera hora corrió rápido, gracias...

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