Desigualdad en AL, una tarea de todos

AutorLeire Pajín Iraola

Uno de los grandes desafíos de este siglo es cómo poner freno y resolver los importantes focos de desigualdad y exclusión que todavía hay en el mundo.

La desigualdad debe entenderse como la desproporción que existe entre individuos del planeta en lo económico, político y social, pero también en la tenencia o no de oportunidades.

Hablar de igualdad es hablar de participación ciudadana plena, de autonomía y empoderamiento de las mujeres, de sustentabilidad medioambiental y del acceso, en las mismas condiciones para todos, al bienestar y a los servicios esenciales.

América Latina está dotada de recursos naturales, gran diversidad, riqueza biológica y una tradición democrática en muchos Estados. Pero es la región más desigual del mundo porque sigue arrastrando profundas bolsas de pobreza: 205 millones son pobres, y de éstos, 79 millones viven en la indigencia.

El informe de este año de los "Objetivos de Desarrollo del Milenio" señala que los países de AL y el Caribe han logrado notables adelantos hacia el cumplimiento de estos objetivos, si bien alerta del ritmo lento en la erradicación de la pobreza extrema y de las desigualdades en los ingresos.

Para un gobierno progresista, es sencillamente inaceptable el nivel de pobreza y las desigualdades existentes. Consciente de esta situación y de que estamos obligados a realizar todos los esfuerzos posibles, el Gobierno español ha querido que la lucha contra la pobreza sea una prioridad de su agenda política.

América Latina ha sido y seguirá siendo una zona prioritaria de la cooperación española. De los 23 países prioritarios en los que actuamos, 10 están en este continente y desde 2004 se ha producido un incremento progresivo en la ayuda oficial al desarrollo: este año, España desembolsará 800 millones de euros en Latinoamérica, un máximo histórico.

El compromiso de nuestro país con esta región responde a lazos históricos, lingüísticos, culturales y al sentir de la sociedad española, pero también, y sobre todo, se fundamenta en la necesidad de reducir esas desigualdades de las que advertía Naciones Unidas, acompañando las políticas públicas y estrategias de reducción de la pobreza de los países latinoamericanos.

La principal herramienta para revertir la desigualdad en el continente son las políticas públicas, porque sólo a través de ellas se podrá hacer un reparto equitativo de los recursos y extender los derechos.

Precisamente es esta idea lo que ha hecho que España apoye -y coordine- el programa...

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