Descubren cartas un amor imperial

AutorSilvia Isabel Gámez

Allá donde se encuentren, dice la escritora Guadalupe Loaeza, el mariscal Achille Bazaine y su esposa mexicana, Josefa de la Peña, no querían que se perdiera su historia de amor.

Sólo así es posible comprender la "increíble suerte" que permitió la publicación de Pepita, mon amour..., una novela histórica basada en la correspondencia que sostuvo la pareja durante más de 20 años.

Fue la coautora del libro, Verónica González Laporte, quien encontró en los Archivos Nacionales de Francia las 300 cartas que, después de más de un siglo en poder de la familia Bazaine, acababan de ser adquiridas por la institución.

Sobres de papel de arroz, con el monograma A.B. en tinta azul marino, contienen las misivas del jefe de las tropas francesas en México, donde relata a su hermano Adolphe su deslumbramiento tras conocer a la joven de 17 años.

A sus 54 años, el mariscal, viudo de su primera esposa, era conocido por sus bromas y su gracia al bailar las "habaneras". La boda entre Pepita y Bazaine, el 26 de junio de 1865 en el Palacio Imperial, tiene como padrinos a los Emperadores Maximiliano y Carlota.

"Descubrimos que como República estamos igual que cuando éramos un Imperio", dice Loaeza. Persiste el robo, el nepotismo, el despilfarro, y el disponer de los bienes nacionales como si fueran propios, agrega, ya que como regalo de bodas el Emperador entrega a la mariscala el Palacio de Buenavista -hoy Museo Nacional de San Carlos- y le promete una dote de 100 mil pesos en caso de que no quiera conservarlo.

Pepita, mon amour..., publicado por Las Ánimas y con la edición de Rodrigo Fernández Chedraui, refleja el espíritu trágico y romántico del Segundo Imperio. Al igual que Bazaine dejaba sus campañas militares fuera de las cartas a Pepita, la guerra con los juaristas aparece apenas como telón de fondo.

"El libro está escrito desde la perspectiva de la heroína, de Pepita", señala González Laporte, antropóloga e historiadora. Se han escrito biografías sobre el Bazaine militar, que luchó en África, Sebastopol, Italia, antes de desembarcar en Veracruz en 1863, pero el hombre, el esposo, el padre, ha permanecido en la sombra, agrega.

Maximiliano y Carlota son los otros protagonistas de la novela. La Emperatriz y la mariscala comparten ambición, arrojo e inteligencia, la primera terminará loca, y la otra, desequilibrada, y ambas parejas serán tocadas por la tragedia y el abandono de uno de los cónyuges.

"Sentimos empatía por Carlota, finalmente es mujer", reconoce...

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