Descubre Sidney en cuatro jornadas

AutorRafael Pola

El País

Aunque Sidney es siempre uno de los destinos obligados cuando se emprende un viaje a Australia, su especial encanto justificaría por sí solo el hecho de tener que cruzar medio mundo para conocerla. Te presentamos una crónica de cuatro días vividos en esta ciudad.

DÍA 1

Después de un largo trayecto, llegamos, a Sidney. Nos alojamos por la zona portuaria del Circular Quay para tener todo a la mano: los principales medios de transporte, el centro de la vida social, gastronómica y nocturna de la localidad, y, sobre todo, sus iconos (la Ópera, el puente del puerto, el jardín botánico).

En cuanto a los hoteles, hay muchos y buenos. El Intercontinental es una opción moderada. Y para disfrutar de las mejores panorámicas, conviene pedir las habitaciones de las plantas más elevadas.

Este primer día decidimos comer en uno de los restaurantes de Circular Quay. El Outback, por ejemplo, es un italiano rápido y económico.

Siguiendo el paseo marítimo, vamos bordeando el puerto hasta la base del puente del puerto o Harbour Bridge, desde donde se contemplan espectaculares vistas de la Ópera.

Cerca de allí tomamos el monorriel elevado, que recorre parte de la urbe y nos deja en el Barrio Chino. En Liverpool Street paseamos por la manzana española, en la que hay locales de clara resonancia hispana. De regreso al hotel, recorriendo George Street, pasamos por delante de los lujosos almacenes Victoria hasta llegar a Darling Harbour, un puerto deportivo repleto de terrazas, restaurantes y locales de copas. Un sitio perfecto para cenar al aire libre unas magníficas ostras y pescado, acompañados de una cascate bien fría (la mejor cerveza de Tasmania), o bien, un buen blanco seco.

DÍA 2

El plan de hoy consiste en desayunar lo más temprano y tomar el ferry hacia una de las playas más famosas y concurridas de la bahía, la de Manly.

Después de un buen paseo por la playa y encaramarnos a sus espectaculares acantilados, comemos en uno de los muchos restaurantes del paseo marítimo.

Más tarde nos dirigimos a Darling Harbour para visitar el famoso Acuario. Con sus singulares piscinas elevadas que producen la sensación de ver la fauna marina desde el fondo del mar, el Acuario resulta espectacular por la riqueza y belleza de sus peces y corales. Recomendamos una cena en el Fish at the Rocks, un delicioso bistró con mucho sabor y magnífica comida.

Después un paseo hacia el hotel por el barrio de The Rocks, que en su momento albergó el primer asentamiento colonial local...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR