Descifra muestra 'lengua de Ernesto'

AutorErika P. Bucio

Las instalaciones espaciales del artista brasileño Ernesto Neto son descritas como verdaderos laberintos. En Nave deusa (1998), que por sus grandes dimensiones ocupa por sí misma casi una sala, el público puede caminar descalzo por su interior entre las membranas transparentes.

Sus instalaciones, que ocupan 20 y 30 metros y que le han ganado reconocimiento internacional, dialogan con su obra más temprana en La lengua de Ernesto, la mayor panorámica dedicada al artista que abre hoy en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Procedente del MARCO de Monterrey, presenta más de 100 piezas entre escultura, dibujo, instalación y fotografía que abarca su producción artística de 1987 a 2011. El curador Adriano Pedrosa destaca el gran peso dado en la exposición al dibujo que Ernesto Neto define como "sombras de sus esculturas".

"Mi trabajo acontece en el tiempo, no es una cosa fija, está en tránsito constantemente. Cada montaje ofrece nuevas características, es el mismo pero se muestra diferente", zanja el artista.

Su obra se interesa por el cuerpo y las estructuras que dan origen a la vida, como la célula como en Copulonia (1989), una instalación hecha con medias

de poliamida y esferas de plomo.

En sus obras, describe Pedrosa, los elementos y materiales principales son la elasticidad de los tejidos, la fuerza de gravedad, las especias y las esferas de polietileno. Su trabajo se aleja de la escultura convencional, invita a apropiarse de la pieza como propone en Humanoides (2001), seres amorfos hechos de poliamida y esferas de poliestireno, que el espectador puede usar.

"La escultura hay que tocarla para sentir, la forma más próxima de la sensibilidad es el tacto. Los microscopios más potentes...

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