Desarrollo económico y democracia

AutorHilario Barcelata Chávez
Páginas124-125
La Economía Mexicana. Crisis y reforma.
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Hilario Barcelata Chávez
124
Variadas son las razones por las que la tarea planificadora ha fracasado en México. La
más importante es que la planificación practicada es de tipo indicativo. Esto significa
que sólo tiene capacidad para inducir a una acción deseada a los agentes económicos,
los cuales pueden o no responder al estímulo. Esto quiere decir que el Plan, puede o
no responder al estímulo. Esto quiere decir que el plan no puede someter bajo su
control las divergentes fuerzas económicas. Por tanto, no es el mecanismo más
adecuado para la conducción de una economía de mercado. Precisamente por tener
este carácter no tiene la capacidad de prever con exactitud situaciones futuras.
Siempre existe una gran incertidumbre con respecto a cómo será la respuesta o el
comportamiento de fuerzas o agentes económicos. Se ha cometido el error también de
planificar a ciegas, ignorando la realidad en la que se vive, alterando con ello el
diagnóstico del Plan y por tanto desviando a éste de sus verdaderos objetivos. O
simplemente se han cometido errores de concepción teórica que han dado al traste con
la tarea planificadora a la hora de implementar un plan.
En los casos de los planes implementados a nivel nacional se ha cometido el error de
concretizar la realización del Plan a partir de la unificación de planes sectoriales. Sin
coherencia entre uno y otro en cuanto a metas y a la forma de coordinar los
mecanismos que utilizarán, convirtiendo la planificación en un proceso anárquico y sin
sentido.
DESARROLLO ECONÓMICO Y DEMOCRACIA 1991
Las naciones que han alcanzado un sólido desarrollo económico y hoy liderean la
economía internacional lo han podido hacer gracias a que su organización política,
basada en la participación democrática de la sociedad, ha permitido que la voluntad y
los intereses populares se reflejen en los proyectos de gobierno, los cuales se han
encaminado a satisfacer las demandas de esa sociedad propiciando, a la vez que un
crecimiento económico, una distribución más o menos equitativa del ingreso y la
riqueza.
Ahí donde se han creado estructuras cerradas de poder, donde la democracia ha sido
cancelada o reducida a una mínima expresión y en donde, por tanto, la voluntad
popular ha sido escuchada, el desarrollo económico se ha estancado. Tal ha sido el
caso de los países “socialistas” del este europeo. Tal ha sido el caso de Chile durante
17 años de dictadura militar, de Brasil o de Cuba y Nicaragua hasta antes de sus
respectivas revoluciones.
Países todos en donde la cerrazón política de sus dirigentes logro quizá si un
crecimiento económico (como le caso chileno) pero no un reparto equitativo de su
producto.
Justamente el desmembramiento de esas estructuras de poder, ya sea por vía pacífica
o por vía revolucionaria, se ha debido al impulso popular de una sociedad que al no ser
escuchada ni entendida ha visto descender sus condiciones de vida material a niveles
de subsistencia.
La revolución francesa --que tantas enseñanzas nos ha dado-- estalló precisamente
porque las inmensas mayorías se encontraban en una situación de miseria provocada
por la excesiva concentración de la riqueza en manos de la nobleza real. En la
Revolución Mexicana sucede lo mismo. La dictadura porfirista conduce a las masas
populares a tal grado de pobreza que provoca el estallido social.
Es decir, que la revolución expresa el convencimiento de la sociedad de que sólo a
través de la toma del poder y su participación activa (directa e indirectamente ) en las

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