Desarmar la otra pirámide

AutorJorge Alcocer V.

En menos de tres décadas en México se han producido nueve reformas electorales (1977, 1986, 1990, 1993, 1994, 1996, 2002, 2003 y 2005); las primeras seis comprendieron modificaciones a la Constitución y a las leyes electorales, mientras que las tres más recientes solamente afectaron el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).

¿Nos encantan las reformas electorales?

La primera reforma, la de 1977, abrió la competencia electoral y la representación en la Cámara de Diputados para opciones excluidas durante lustros de la vida legal; la más reciente, promulgada el 30 de junio de 2005, extendió el ejercicio del derecho al sufragio a los ciudadanos mexicanos residentes en el extranjero.

En un solo sexenio (1988-1994) hubo tres reformas, con modificación constitucional incluida. En el de Vicente Fox llevamos tres, sin cambio constitucional de por medio. En los gobiernos de José López Portillo, Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo sólo hubo una reforma por sexenio, las tres con modificación constitucional.

La ley electoral de 1977 (LFOPPE) rigió durante tres procesos electorales (1979, 1982 y 1985). El primer Código Electoral, aprobado en 1986, sólo rigió para la elección de 1988. El Cofipe, con profundas reformas y cambios desde su promulgación en 1990, ha regido cinco elecciones federales (1991, 1994, 1997, 2000 y 2003).

La pirámide

El sistema electoral mexicano tiene dos vértices institucionales: el IFE y el Tribunal Electoral (TEPJF). Ambos respondieron, en su creación, a la experiencia de las instituciones que los precedieron, así como al generalizado cuestionamiento opositor a la Comisión Federal Electoral y al Tribunal de lo Contencioso Electoral (Tricoel).

Sucesivas reformas transformaron las dos nacientes instituciones electorales. Cada nueva reforma conllevó la necesidad de otorgar al IFE recursos públicos adicionales.

En 1990 y 1991 la mayor inversión pública en materia electoral fue destinada a la elaboración del nuevo padrón electoral; en 1992, a la expedición de las credenciales para votar con fotografía. En 1994 cuantiosos recursos públicos se destinaron a satisfacer las exigencias partidistas y ciudadanas de control y verificación de actos e instrumentos electorales.

Los recursos para edificar la pirámide de la confianza no vinieron del cielo, tuvieron que tomarse del erario sacrificando otras necesidades apremiantes para la sociedad.

La reforma de 1996 modificó el diseño organizacional del IFE, lo que...

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