El desaparecido Duesenberg

AutorManuel Resa

Imagine un automóvil que combine el lujo, estilo, elegancia y la precisión mecánica de un Rolls-Royce, con una asombrosa aceleración y la cegadora velocidad de un Bugatti. No hay que pensar demasiado, sólo hay que recordar la frase "¡es un Doozy!".

El automóvil norteamericano Duesenberg es una fina máquina que contribuyó a que su nombre marcara, en el argot norteamericano, a lo superlativo de cualquier cosa. La frase la aplican millones de personas en Norteamérica para lo mejor de cualquier cosa pero pocas saben el origen de ella.

Frederick Duesenberg nació en diciembre de 1876 y su hermano August dos años más tarde, se criaron en la granja de un tío y por consecuencia estuvieron en contacto con las diferentes máquinas que por aquel entonces se utilizaban para las labores agrícolas.

A los veinte años, Fred y su hermano establecieron un taller donde comenzaron a fabricar y reparar bicicletas. Fred, que era todo un genio de la técnica, pronto se aficionó a las carreras de bicicletas, medio en el que se hizo famoso.

El primer automóvil Duesenberg vio la luz en 1905, gracias a que Fred conoció a un rico abogado que fue su socio capitalista; era un auto con motor de dos cilindros que fue bautizado con el nombre de Mason, en honor al socio capitalista, y con Fred al volante los éxitos en las carreras no tardaron en llegar.

En 1913 los hermanos Duesenberg fundaron una pequeña fábrica en St. Paul, Minnesota, la Duesenberg Motor Company, donde produjeron motores para autos de carreras; el motor era diseñado y producido por ellos, era un cuatro cilindros con válvulas horizontales.

Eddie Rickenbaker condujo un automóvil impulsado por un Duesenberg y lo colocó en el décimo lugar en 1914 en Indianápolis, de ahí en adelante los pilotos punteros de Indianápolis utilizaban motores Duesenberg.

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial y el apoyo de los Estados Unidos a los aliados, les abrió nuevos horizontes y trasladaron su fábrica a Elizabeth, Nueva Jersey, donde se dedicaron a producir motores de avión y barcos.

Al terminar la guerra los hermanos Duesenberg se mudaron a Indianápolis, donde diseñaron y produjeron un motor de ocho cilindros en línea, que fue todo un éxito.

Un automóvil de carreras equipado con este motor rompió el récord de velocidad en tierra en Daytona, con Tomy milton al volante, logró una velocidad de 156 millas por hora y en 1921 al volante Jimmy Murphy ganó en Grand Prix de Francia.

La versión de pasajeros de este automóvil es el...

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