Desafíos e incertidumbres en 2024

AutorClaude Heller

El nuevo año nace en un mundo marcado por la continuidad de guerras asimétricas y convencionales, además de la larga lista de conflictos armados internos y de situaciones en las que la violencia amenaza la estabilidad y permanencia de gobiernos establecidos en diversas regiones. A las que tienen lugar en Ucrania y Gaza y que ocupan ahora la atención internacional, se añaden las que estallaron en Libia, Siria, Yemen con la participación de otros actores externos, y más recientemente la que enfrentó a Armenia con Azerbaiyán que se apoderó del enclave del Alto Karabaj y la devastadora guerra civil en Etiopía en la región del Tigray que dejan importantes secuelas.

En África cruentas contiendas se suceden en Nigeria, República Democrática del Congo, Somalia, y Sudán, a la vez que en la región del Sahel el terrorismo islámico contribuye a la inestabilidad de los Estados gobernados en su mayoría por juntas militares en Burkina Faso, Chad, Mali y Níger, de clara orientación antioccidental y hostiles a la presencia de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU. En América Latina y el Caribe, la violencia, la pobreza extrema y el cambio climático generan miles de desplazados que huyen de sus países, mientras se reviven las tensiones entre Guyana y Venezuela por el reclamo territorial del Esequibo y Haití cae en las manos de las pandillas sin tener un futuro viable.

En Myanmar la persecución de la minoría musulmana Rohinyá en el Estado de Rakhine, la cual encuentra refugio en Bangladesh, prosigue desde hace seis años, a la vez que la Junta Militar que derrocó al gobierno democrático en febrero de 2021 enfrenta a diversas guerrillas. En la mayoría de estas situaciones se han cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad, incluso el genocidio, sin indignar de igual manera a la opinión pública y sin que la justicia internacional haya estado en la posibilidad de actuar. La impunidad es el signo de los tiempos.

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Las guerras en Ucrania y Gaza están lejos de concluir en 2024. A casi dos años de la invasión rusa de Ucrania, el conflicto bélico no tiene vistas de solución y constituye un factor de desestabilización de la seguridad europea con los riesgos siempre presentes de su propagación a otros países y de una confrontación directa que involucre a la OTAN designado como su principal enemigo. Vladimir Putin señaló recientemente que Rusia "no ha cambiado sus objetivos" incluyendo la "desmilitarización", la "desnazificación" y el establecimiento de un estatus neutral para Ucrania bajo la premisa de que el apoyo occidental a este país da muestras de agotamiento. El Secretario General de la OTAN, Jens Soltenberg, ha advertido que, si Rusia gana la guerra, existe la certeza de que la agresión se extenderá a otros países vecinos. Sin embargo, no se puede afirmar que la guerra ha tomado un curso definitivo gracias a la ofensiva rusa, sin duda más organizada que cuando se inició la invasión en 2022. Los avances en el terreno son limitados, si bien en este invierno se han intensificado los ataques masivos contra las principales ciudades a fin de desmoralizar a la población. De no mediar una negociación internacional, la batalla será larga y Rusia no escapará a los altos costos de una guerra de desgaste que impacta a la economía y la sociedad con más de 315.000 víctimas de sus fuerzas armadas de acuerdo con las estimaciones de servicios de inteligencia occidentales.

El optimismo de Putin, quien además se reelegirá en marzo para un nuevo mandato hasta 2030 sin rivalidad alguna, debe ser matizado. El Consejo Europeo abrió las puertas en su última reunión del año pasado a Ucrania para su integración a la UE junto con Moldavia, evitando el veto del Primer Ministro de Hungría Viktor Orbán, lo cual permite el inicio de un largo proceso de negociaciones entre Bruselas y Kiev sujeto al cumplimiento de una serie de prerrequisitos para lograr el objetivo de salvaguardar su identidad y pertenencia a Europa. Si bien Hungría bloqueó posteriormente la ayuda económica de 50,000 millones de euros para apoyar a Ucrania en su proceso de reconstrucción, se espera que este obstáculo sea levantado en el primer semestre de este año para que los veintisiete miembros aprueben dichos fondos y que el futuro socio no se vea abandonado a su suerte.

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En cuanto a la guerra en Gaza, Israel sigue con su implacable ofensiva a pesar de las vanas esperanzas que había suscitado una pausa humanitaria negociada principalmente con la mediación de Qatar que permitió la liberación de ciento cinco rehenes en manos de Hamás en Gaza y la excarcelación de cientos de mujeres, niñas y niños palestinos. Israel desecha las presiones internacionales para que acepte la negociación de un cese de fuego sostenible que ponga fin a la violencia indiscriminada, permita la liberación de los rehenes y la entrega de la asistencia humanitaria, mientras que la administración Biden le ha solicitado reiteradamente al gobierno de Netanyahu a que opte por una estrategia selectiva en la nueva fase de la guerra contra Hamás a fin de limitar la pérdida de la vida de miles de inocentes. No sin razón, el Secretario de Defensa de EU Lloyd Austin advirtió a Israel del riesgo de que "una victoria táctica se convierta en una derrota estratégica".

Sin embargo, el veto de Estados Unidos el 8 de diciembre impidió la aprobación de una resolución en el Consejo de Seguridad introducida por los Emiratos Árabes Unidos que contaba con el apoyo de trece de sus miembros, mientras que el Reino Unido tomó distancia de Israel al abstenerse. Solo fue posible días después la adopción de una resolución deslavada del Consejo de Seguridad que llamó vagamente a incrementar la asistencia humanitaria bajo la coordinación de un mecanismo de la ONU y a "crear las condiciones para un cese sostenible de las hostilidades" sobre la cual se abstuvieron Estados Unidos y Rusia, al considerar el primero que no se condenó a Hamás por la agresión del 7 de octubre, y el segundo por excluir un cese de fuego inmediato.

El gobierno de Netanyahu ha sido tajante, nada lo detendrá hasta alcanzar sus objetivos a pesar de las críticas y fricciones con Estados Unidos sobre la estrategia de guerra seguida que ha implicado...

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