Desafío Extremo / Aventura en 'El Techo de América'

AutorJuan Guillermo Ordóñez

Hace 10 años narramos aquí una aventura subiendo a la mayor cumbre de México, El Pico de Orizaba, de 5 mil 747 metros sobre el nivel del mar (msnm).

En aquella ocasión, al subir a esa cima lo hicimos por la ruta norte, la más complicada, tal vez pensando que era como un debut y despedida de la alta montaña. En ese entonces yo tenía 46 años y muchos montañistas en sus cuarentas deciden dejar de subir 5 miles.

Pero el destino tenía otros planes para mí en la montaña. Años más tarde, La Mujer Dormida, el Iztaccíhuatl, creó en mí una especie de adicción a la altura.

Esta montaña, con 5 mil 230 msnm no es la más alta de México, pero para muchos, entre los que yo me incluyo, es la más espectacular y escénica.

La he subido una docena de veces y el sentirme perfectamente aclimatado en sus veredas, me llevó a volar hacia nuevos horizontes en la alta montaña.

Fue así como a finales del 2015 decidí conquistar la montaña más alta del continente americano: El Aconcagua, el Centinela de Piedra, el coloso de los Andes que sólo es superado en el planeta por los Himalayas.

Es difícil condensar en este espacio lo que viví en más de tres semanas en el Parque Nacional Aconcagua en la República de Argentina, pero lo intentaré, empezando por mencionar que este año el fenómeno de El Niño hizo más crudo el verano que en muchos años, por lo que la mayoría de las expediciones del inicio de temporada no lograron hacer cumbre.

Yo al menos tenía mi permiso del parque para el mes de enero, a medio verano, lo que se llama la temporada alta y más propicia para lograr la cumbre.

Me integré a una expedición de la compañía Aconcagua Treck, formada por 12 montañistas, entre ellos dos mujeres, una japonesa y una española, y el resto montañistas de Irlanda, Inglaterra, China, Argentina, Australia y Estados Unidos.

Yo había solicitado hacer aclimatación en México y unirme a la expedición el día décimo de la aventura. Lo inesperado fue que cuatro días antes de mi vuelo a Argentina, al bajar del Iztaccíhuatl di un paso en falso y... lo que nunca me había ocurrido: una fractura en el pie derecho. No era tan grave, ya que era el...

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