Los Derechos Humanos y la Procuración de Justicia

AutorArturo Chávez Chávez
Páginas249-254

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En el año del 2007 México vivió una crisis sin precedentes de inseguridad provocada por la delincuencia organizada, de la cual aún no hemos salido. Para enfrentarla se diseñó una estrategia basada en tres facetas de aplicación simultánea:

  1. Contención y combate, que requirió, entre otras medidas, el involucramiento decidido de las fuerzas armadas. Esta etapa ha sido abundantemente analizada y documentada en sus diversas dimensiones.

  2. Fortalecimiento institucional, que incluyó reformas constitucionales y legales de gran calado, buscando ajustar la legislación a la realidad imperante. Mención expresa requiere la relativa al artículo primero Constitucional de junio del 2011.

  3. La tercera parte de la estrategia consiste en generar las condiciones necesarias para que el tejido social, profunda y gravemente desgarrado en sus principios y valores por la realidad socioeconómica y política del país, pudiera restablecerse. Es en este punto en el que centraré mi atención.

En un esfuerzo por ser claro, me permito transcribir algunos conceptos que, si bien son universales, en este caso fueron extraídos del compendio de la Doctrina Social de la Iglesia católica.

Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto a la dignidad de la persona humana. Ésta representa el in último de la sociedad, que está a ella ordenada; el orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario.

Una persona es digna conforme procure el bien para sí y para sus semejantes, debiendo éste (el bien) contener los tres requisitos que lo integran y distinguen, esto es, que sea bueno, bello y verdadero.

El respeto a la dignidad humana no puede en absoluto prescindir de la obediencia al principio de "considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar

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de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente". Es preciso que todos los programas sociales, cientíicos y culturales estén presididos por la con-ciencia del primado de cada ser humano.

La persona no puede enfocarse en proyectos de carácter económico, social o político que sean impuestos por autoridad alguna, ni siquiera en nombre del presunto progreso de la comunidad civil en su conjunto o de otras personas, en el presente o en el futuro. Es necesario, por tanto, que las autoridades públicas vigilen con atención para que una restricción de las libertades o cualquier otra carga impuesta a la actuación de las personas no lesione jamás la dignidad personal y garantice el efectivo ejercicio de los derechos humanos. Todo esto, una vez más, se funda sobre la visión del hombre como persona, es decir, como sujeto activo y responsable del propio proceso de crecimiento, junto con la comunidad de la que forma parte.

La dignidad humana requiere que la persona actúe según su conciencia y su libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa.

El hombre justamente aprecia la libertad y quiere y debe formar y guiar su vida personal y social por su libre iniciativa, asumiendo personalmente su responsabilidad. La libertad, en efecto, no sólo permite a la persona cambiar convenientemente el estado de las cosas exteriores a él, sino que determina su crecimiento como persona mediante opciones conformes al bien verdadero; de este modo, el hombre se genera a sí mismo, es padre de su propio ser y construye el orden social.

La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos, en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el propio hombre. Estos derechos son universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto

Los derechos de la persona exigen ser tutelados no sólo individualmente, sino colectivamente; una protección parcial de ellos equivaldría a un especie de falta de reconocimiento. Estos derechos corresponden a las exigencias de la dignidad...

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