Estado de Derecho Ambiental

Fecha de publicación17 Agosto 2023

Por Juan Antonio Araujo Riva Palacio

La crisis civilizatoria que enfrenta la humanidad es de tal envergadura que nuestra supervivencia pende de un hilo de crin de caballo que está a punto de desgarrarse para dejar caer la espada de Damocles sobre nuestra Tierra y su biodiversidad.

Nadie puede sostener irresponsablemente la existencia de un Estado de Derecho que está arrastrándonos al suicidio colectivo y a la extinción. La frase de Santayana sobre el pasado y que tan irreflexivamente repetimos: aquellos que no recuerden el pasado están condenados a repetirlo, perdió toda su fuerza epistemológica e histórica frente a la amenaza de los límites biofísicos de nuestro planeta.

António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, dijo en la COP 27, que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo; las temperaturas globales siguen aumentando; nuestro planeta se acerca a puntos de inflexión irreversibles. El caos nos lleva al infierno climático y al apocalipsis de la biodiversidad por una carretera sin retorno y con el pie en el acelerador a fondo. El apocalipsis de la biodiversidad a que hace referencia Guterres es irreversible y afecta a toda la humanidad.

Ante esta brutal evidencia del principio de realidad debemos aceptar que la Tierra no es propiedad privada de los humanos y debemos establecer una relación responsable con la naturaleza, en especial con la biosfera. Ello implica asumir, en términos de alta política, es decir, en términos de “Estado de Derecho”, que somos una especie más del planeta, lo que equivale a aprender a relacionarnos de otra forma en él y con él.

Desde la educación básica, pasando por las políticas públicas, las sentencias de tribunales locales, federales, regionales y mundiales, la creación de leyes y de tipos penales y su persecución en ejercicio del IUS Puniendi, el Estado de Derecho ha de devenir, a fortiori, ESTADO DE DERECHO AMBIENTAL, a fin de garantizar todas las herramientas de la verdadera justicia ambiental en la Tierra.

Todos debemos alzar la voz y las manos y las sentencias y las acciones y las palabras para infiltrarnos en la crisis del agua, en la devastación de la biodiversidad, en la urgencia de la sostenibilidad, en la inaplazabilidad de la transición ecológica, en las terribles amenazas a la Amazonia y en las brutalidades de las pandemias y sus consecuencias. Todos debemos ser agentes de cambio en defensa del medio ambiente. Hoy la soberanía y sus conflictos, los pueblos originarios y la salud, son temas globales del Estado de Derecho Ambiental y no del rancio y devastado ídolo denominado Estado de Derecho a secas.

La sabiduría para gobernar a México en el futuro exige una intuición ideoafectiva del medio ambiente y los recursos naturales. Ningún político podrá desconocer los mecanismos individuales y colectivos que nos impiden tomar conciencia de la...

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