Denise Dresser / Oligopolilandia

AutorDenise Dresser

Si madame Calderón de la Barca escribiera su famoso libro La vida en México hoy, tendría que cambiarle el título a Oligopolilandia. Porque desde el primer momento en el que pisara el país se enfrentaría a los síntomas de una economía oligopolizada y un gobierno impotente. Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo, se vería asediada por maleteros que controlan el servicio, sólo podría tomar taxis de una compañía y si tuviera que cargar gasolina lo haría nada más en Pemex. En el hotel habría el 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor y si se enfermara del estómago y necesitara ir a una farmacia, descubriría que las medicinas allí cuestan más que en otros lugares que ha visitado. Si le hablara de larga distancia a su esposo para quejarse de esta situación, pagaría entre las tarifas más elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisión para distraerse ante el mal rato, descubriría que sólo existen dos cadenas.

Si decidiera hablar a Teléfonos de México para reclamar los cargos adicionales e inexplicables que le han hecho a su teléfono recién adquirido, la mantendrían en la línea un par de horas. Después de transferirla con dos secretarias y la prima del supervisor, le dirían que debe presentarse personalmente en las oficinas de la compañía para aclarar su caso. Si ya allí se parara en la cola durante horas e iniciara un proceso de revisión, de cualquier manera le cortarían el servicio aunque es ilegal hacerlo. Si madame Calderón de la Barca -persistente ella- contratara a un abogado y peleara para recuperar su dinero, el representante de Telmex le diría que como está cancelado el servicio, ella "no es cliente de la empresa" y por lo tanto el reclamo no procede. Entonces la pobre madame descubriría que está atrapada en un país donde como ciudadana y como consumidora no existe. No tiene derechos. No hay quien luche por ellos.

Indignada ante el abuso y la impunidad, haría uso de la Ley Federal de Acceso a la Información y presentaría una solicitud a la Comisión Federal de Telecomunicaciones pidiendo la documentación del seguimiento efectuado para asegurar el cumplimiento de las obligaciones del título de concesión de Telmex. En pocas palabras, madame querría saber si la compañía ha cumplido con las obligaciones que el gobierno le impuso después de su privatización en 1990. Querría también saber si el órgano regulador ha cumplido con la misión para la cual fue creado. Querría...

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