Denise Dresser / Nadar sin traje

AutorDenise Dresser

Cuando baja la marea nos enteramos quién no trae puesto el traje de baño, escribe Tom Friedman sobre el poder revelatorio de las crisis económicas. Y vaya que la actual desnuda a México. Un país donde 50.1 millones de personas están oficialmente bajo la línea de la pobreza y 19.5 millones no tienen dinero suficiente para comer. Un país capaz de producir una de las fortunas más grandes del mundo junto con tantos que sobreviven con 707 pesos al mes. Un país que descendió dos lugares más para quedar en el sitio 32 de 48 lugares en el índice global de competitividad. Cada vez más rezagado, cada vez más rebasado, cada vez más aletargado, cada vez más pobre. Nadando sin traje en mar turbulento donde sólo las economías capaces de crecer y competir podrán mantenerse a flote.

Durante décadas el petróleo funcionó como salvavidas. Ocultó la desnudez y tapó los defectos y financió el letargo. México logró nadar de muertito, sin verse obligado a patalear más fuerte o a dar brazadas más rápidas que otros nadadores en el mar de los mercados emergentes. Pero ahora comenzamos a descubrir lo que la bonanza petrolera sumergió: nuestra dependencia de un recurso natural no renovable cuya producción va en picada; nuestra dependencia del mercado estadounidense cuyos consumidores se baten en retirada; nuestra dependencia de las remesas cuyo envío cae mes tras mes. México ha sido incapaz de construir motores internos que desaten el dinamismo económico, alienten la inversión, promuevan el empleo o alcen la marea lo suficiente para que los pobres logren montarse sobre ella.

Y la culpa no es exclusivamente de Felipe Calderón o del Programa Oportunidades o de la política social o de la crisis financiera estadounidense o de la caída en las exportaciones automotrices o del alza en el precio de los alimentos. El problema fundamental está en otra parte. En un modelo que privilegia el mantenimiento del corporativismo por encima del crecimiento económico; que enfatiza la distribución por encima de la innovación; que genera incentivos para el crecimiento de la economía informal en vez de reducir su tamaño; que premia clientelas en lugar de construir ciudadanos. Un esquema post-revolucionario creado para repartir en vez de producir. Un sistema de cotos reservados y monopolios avalados y sindicatos apapachados y mercados distorsionados. Un arreglo a través del cual se subsidia de manera creciente a los pobres pero no se generan condiciones para que dejen de serlo.

Como lo...

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