Denise Dresser / Males públicos

AutorDenise Dresser

¿De qué lado está parado Marcelo Ebrard? ¿Del lado de la ley o de su aplicación selectiva? ¿Del lado de desarrolladores codiciosos o de ciudadanos comunes y corrientes? ¿Del lado de ganancias multimillonarias para algunos o mejoras urbanas con beneficios para muchos? ¿Del lado de la planeación adecuada o la improvisación dañina? ¿Del lado de una ciudad que provee bienes públicos para sus habitantes o de una ciudad que permite su privatización? Preguntas centrales. Preguntas críticas. Preguntas que van al corazón de cómo se ejerce el poder y en nombre de quién. Preguntas relevantes para Marcelo Ebrard porque en un tema crítico parece estar parado del lado equivocado.

Allí, en un punto nodal de la ciudad, cerca del cruce de Paseo de la Reforma y Periférico está un microcosmos de opacidad y arbitrariedad, colusión y corrupción, autoridades doblegadas y autoridades cómplices. Allí, en el proyecto de una torre de 25 pisos -que atraerá a 7 mil personas y a sus autos a una zona ya congestionada- está el mejor ejemplo de las peores prácticas. Desarrolladores que obtienen un amparo para violar la ley, cuando los demás residentes de la zona se ven obligados a respetarla. Autoridades que se declaran impotentes ante la construcción de un edificio que viola muchas normas de impacto vial y ambiental. Un grupo empresarial -Danhos- que obtiene privilegios y permisos a los que no tiene acceso cualquier ciudadano sin compadres en el gobierno del Distrito Federal. Hechos consumados -como la demolición de un edificio de Vladimir Kaspé aprovechando las vacaciones- que constituyen una burla a los vecinos, una afrenta a la ciudadanía, una violación a las normas generales del buen desarrollo urbano.

Ante ello, lo que más sorprende es la anuencia de Marcelo Ebrard. El silencio de Marcelo Ebrard. La esquizofrenia que demuestra el "Alcalde del Año" cuando promueve el uso de la bicicleta y el Metrobús, pero por otro lado permite un proyecto que incentiva el uso del automóvil y la apropiación privada del espacio público. La contradicción en la que cae alguien que, por buenos motivos, se opuso a la famosa Torre del Bicentenario y ahora permite una estructura igualmente tramposa que se construye en su lugar. Y qué decir del delegado Demetrio Sodi, quien declara que no va a ser "mártir" de los vecinos, cuando su deber es representarlos. O de la secretaria del Medio Ambiente, Martha Delgado, quien por lo visto está de acuerdo con la llegada de 2 mil 100 automóviles diarios...

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