Denise Dresser / Juzgar a los juzgadores

AutorDenise Dresser

Una Suprema Corte sin cuotas o cuates. Un Tribunal Supremo sin sometimientos al poder ni conformada para hacer sus encargos.

Un recinto autónomo que vele por los derechos fundamentales y no los favores políticos; que interprete la Constitución para darle vida democrática y no sentido oligárquico; que se erija como contrapeso y no como comparsa; que involucre a los ciudadanos en un diálogo sobre el significado de la Carta Magna.

Eso exigimos. Eso merecemos. Eso peleamos. Eso es lo que el Senado debe asegurar ahora que revisa las ternas que Enrique Peña Nieto acaba de enviar para ser auscultadas y votadas.

Ternas que sorprenden por las diferencias en calidad, por la nebulosidad de algunos perfiles y lo absurdo de otros.

Como si el Presidente y su consejero jurídico hubieran hecho caso omiso al movimiento que se conformó para denunciar lo que había pasado en el caso de Eduardo Medina Mora y evitar su repetición.

Ese intento burdo -avalado por el Senado- de volver a la Corte un símbolo y un instrumento del poder político vía la colocación de compadres. Vía el nombramiento y la votación "fast track" para evitar la auscultación. Para evitar la participación ciudadana. Para evitar un proceso abierto, transparente, adversarial que obligara a cada nominado a definir su posición en temas centrales.

En lugar de ello vimos la locomotora del Poder Ejecutivo pasar por encima de un Senado que permitió ser arrollado. Gracias a un PAN abyecto. Gracias a un PRD cuya bancada completa no se presentó a votar. Gracias a un proceso que permite todo eso.

El "fait accompli". La terna en donde dos se prestan al juego de ser contendientes cuando sólo uno lo es. La fachada democrática que esconde las pulsiones autoritarias.

No podemos permitir que eso pase de nuevo, manchando a la Corte, mancillando su reputación, poniendo en duda su independencia, colocando en tela de juicio la calidad de sus miembros. De allí la importancia de que el Senado haga su trabajo.

En el documento que Peña Nieto envía al Senado habla de la importancia de "las cualidades humanas, morales y profesionales de las mujeres y los hombres llamados a integrarse como Ministros en el más Alto Tribunal de México".

Pero en lugar de presentar un argumento razonado, sofisticado, completo sobre las seis personas que propone, simplemente expone sus currículum. Tiene tantos años, estudió en tal lugar, presentó tal conferencia.

Nada sobre sus posturas en torno al derecho a decidir, nada sobre la...

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