Denise Dresser / La excepción moral

AutorDenise Dresser

Podría ser tu hija o tu hermana o tu novia o tu amiga. Esa chica a la que Pedro Salmerón toqueteaba, mientras bailaba con ella, borracho en un bar, porque salir con él era parte de las actividades de clase. Esa joven de 22 años a la que el maestro de Historia le hacía comentarios soeces, e invitaba a un hotel. Esa estudiante a quien un hombre con autoridad sobre ella, persiguió en el Metro e intentó besar. Una mujer -como tantas- acosada por un hombre, porque puede. Puede enviarle mensajes lascivos a través de las redes sociales. Puede huir de una institución, evitando denuncias, investigaciones y sanciones. Puede, porque aún después del movimiento #MeToo, su círculo político lo cobija, las feministas de su partido callan, el Presidente lo premia con un puesto diplomático. En México es posible que un acosador sea embajador. Para la 4T, el caso de Salmerón es la excepción moral.

No importa cuánta evidencia se haya acumulado, cuántos relatos de horror se hayan compartido, cuántas denuncias formales ante autoridades universitarias se hayan presentado. Para el Presidente todo es golpeteo político o acusaciones inventadas por sus adversarios. En la lógica lopezobradorista, si no se presentó una denuncia ante el Ministerio Público, el acoso no ocurrió. Y aunque existiera una denuncia legal, eso sólo sería señal de politiquería, de esfuerzos de la oposición para lastimarlo. Salmerón será un acosador, pero es nuestro acosador. Salgado Macedonio será un violador, pero es nuestro violador. Las acosadas aceptan la humillación y la estigmatización con tal de torpedear a la Cuarta Transformación. Y así, como todos los machos del mundo, el Presidente toma la palabra de un hombre, y desestima los hechos relatados por una mujer. No escucha a las víctimas, escucha las recomendaciones de su esposa o de su partido. No se toma el tiempo de leer, investigar, entender que las acusaciones provienen de exalumnas del ITAM y de la UNAM y de Morena. Como es de los suyos, AMLO ya juzgó a Salmerón y lo encontró inocente. La cercanía personal se vuelve un certificado de impunidad brutal.

Siguiendo sus instrucciones, las morenistas cambian de piel y de principios para acompañarlo. Feministas de toda la vida, como Malú Micher, ya no defienden la presunción de verdad; se escudan detrás de la...

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