Demoran llamado contra censura

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Con demora de más de dos meses, la Cámara de Diputados exhortó a que termine la censura impuesta por la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía a programas de los partidos de la Revolución Democrática y del Trabajo.

En paradoja, el pleno se censuró a sí mismo callando que se trata de esas emisiones y planteando el tema como si fuera un pedido general.

Ese fue el asunto sobresaliente en una jornada donde lo interesante no ocurría en el recinto: a las afueras del Palacio Legislativo una pequeña multitud de viudas, pensionados y jubilados venidos de todo el País (a bordo de autobuses sui generis, como el de una parroquia católica de Tehuacán) exigían satisfacción a sus necesidades.

En el Salón Verde la Comisión de Seguridad Pública, que la semana pasada invitó al Secretario Eduardo Medina Mora a su instalación, lo recibió ahora, con motivo de la glosa del último informe de Fox, para poner en cuestión las tareas de esa dependencia.

Y el niño norteamericano Saúl Arellano obtenía una exhortación para lograr la cual viajó desde Chicago: en un templo de esa ciudad está refugiada su madre Elvira, que está en riesgo de ser deportada y separada del chico que tiene derecho a permanecer en Estados Unidos, donde nació.

En el pleno la sesión transcurrió pausadamente. A pesar de que en el aire circulaba el fantasma de lo que puede ocurrir el primero de diciembre, por lo pronto esta vez no hubo un sí o un no. No se planteó desde la tribuna tema alguno que sacara chispas, ni los legisladores caminaron por los pasillos con pancartas, ni lucieron consignas en sus curules.

El PRD y el PT se avinieron a que se eludiera el caso concreto de la censura que han padecido y se formulara sólo un llamamiento en lo general, lo cual quedó de manifiesto porque la negociación modificó el punto de acuerdo, pero se conservó el título original, con referencia específica a esos casos, lo cual fue objetado con éxito por el panista tabasqueño, número dos de su bancada, Juan José Rodríguez Prats.

Ocurrió que a fines de agosto y principios de septiembre la dirección de RTC de la Secretaría de Gobernación se arrogó una facultad que nadie le confirió: rehusó enviar para su transmisión a los medios, en los tiempos que la ley otorga a los partidos, emisiones cuyos títulos se explican por sí mismos: "Medidas de resistencia civil", "Convención nacional democrática" y "No nos vamos a dejar ni nos vamos a rajar".

Al director de esa oficina, Eduardo Garzón, le pareció inconveniente...

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