Dejan su aroma

AutorAlejandro Baillet

LOS PASEANTES van abandonando las playas de Acapulco. En una fonda de Caleta hasta tocaron La Golondrinas a los que dejan un aroma extraño, un olor a establo, pero al que se le están pudriendo las vacas.

Entre todo el revoltijo de cuerpos sebosos por bloqueador y bronceador, está la familia Rosales, que llegó directamente de Tlalnepantla.

El familión llenó un camión completo para llegar a su destino, donde han recibido un buen trato, como el de unas edecanes que promocionan desodorantes, aunque las bellas tuvieron que aguantar la respiración cuando los hombres del clan se amontonaron para que les perfumaran la ardilla, el ombligo y hasta se querían desabrochar el pantalón y que les aromatizaran el tapete de bienvenida.

Después de que las mata olores se fueron, los rosales...

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