Deja a la música un legado eterno

AutorÉrika P. Bucio

MÉXICO. La música no viaja sola, viaja con la vida, se entreveran. En eso creía Luis Herrera de la Fuente, decano de la música en México que murió ayer a los 98 años.

Pocas carreras musicales fueron tan largas como la suya, equiparable, quizá, con la del violonchelista Pau Casals (1876-1973) y la del pianista Mieczyslaw Horszowski (1892-1993).

Herrera de la Fuente, ya retirado, subió por última vez al podio con 95 años para dirigir el estreno de tres obras suyas con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.

"Lo que más disfruté fue hacer música, que a eso se reduce el arte de dirigir, hacer música con las orquestas", contó en entrevista.

Nunca, diría, se propuso ser director de orquesta, pianista quizá. Su primera vocación era componer y a ella se volcó tras su retiro. En mayo pasado, contaba que tenía listos los primeros dos movimientos de su tercera sinfonía. Apenas el 25 de abril cumplió 98 años. "¡Una barbaridad!", decía.

Dirigía de memoria, así lo aprendió de Sergio Celibidache, el director rumano que de visita en México le dijo: "Usted es director" y le marcó un nuevo rumbo, pese al reclamo de Rodolfo Halffter, su maestro de composición.

Nació un día en que sus padres asistían a una función de la ópera Aída en el Teatro Arbeu. La música, escribió en sus memorias La música no viaja sola (FCE), estuvo incrustada desde siempre en el trajín de sus días.

Tenía facilidad para la escritura, fue amigo de José de la Cabada y José Revueltas; era dueño de una prodigiosa memoria que conservó hasta el final, cuando ya no podía tocar el piano y...

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